Hay errores que, por desconocimiento y no falta de voluntad, cometemos los humanos con nuestros amigos peludos. Nuestra responsabilidad al incorporar un cachorro a la familia, además de alimentarlo y llevarlo al veterinario, incluye informarnos acerca de sus necesidades básicas para tener un perro feliz y equilibrado.
La educación es la base de una buena convivencia. Comenzá con la educación de tu cachorro y estarás previniendo problemas de conducta difíciles de resolver cuando tu perro sea adulto.
Enseña a tu perro las conductas que esperas de él. No podrás exigirle que se quede en su cucha cuando llegan visitas a casa si no se lo enseñaste previamente.
Infórmate de cómo enseñarle a tu cachorro una “buena llamada”. Si lo llamas para castigarle asociará el castigo con la llegada hacia vos. La próxima vez tardará más en venir y no se dejará agarrar.
Educa a tu cachorro, con paciencia y perseverancia, donde hacer sus necesidades. Utilizar la antigua técnica de refregar el hocico en su pis cuando lo hace en casa es cruel y humillante para el perro.
Estimula a tu cachorro con juegos y paseos, esto refuerza el vínculo con él. Al igual que nosotros, el perro necesita estimulación mental para ser feliz y equilibrado.
La mayoría de las conductas indeseadas de un perro son el resultado de lo que hacemos, o no, con su educación. Cuando tu perro presente problemas de conducta, analiza si, como guía responsable, estás cumpliendo con sus necesidades básicas.