Ayer se cumplieron tres meses del crimen del Catriel Urizar (30), el hombre que tenía un servicio de delivery de comidas y terminó muerto de un disparo cuando fue a entregar un pedido. Dos jóvenes de 18 años son los acusados del hecho. Desde el Juzgado de Instrucción 3 que entiende en la casa sólo aguardan el resultado de una pericia para dar por cerrada la etapa de instrucción.
Según pudo saber este Diario, las medidas de prueba realizadas al revólver calibre 38 que fue hallado en la vivienda del que confesó haber disparado, es la pericia que falta para sumarla al expediente y luego correr vista a la fiscalía para que opine si es necesaria alguna medida complementaria.
La investigación avanzó rápidamente con la detención de los dos sospechosos, puesto que con los datos aportados por testigos y por familiares de la víctima, rápidamente pudieron reconstruir los momentos previos al homicidio.
Alrededor de las 23.30 del lunes 28 de marzo, un vecino del barrio Cataratas del Iguazú oyó lo que parecía ser un disparo y salió a la calle. Pudo ver a dos personas que corrían de al lado de una camioneta Toyota.
El hombre fue hallado muerto en la cabina. Tenía un tiro que le había ingresado por la cara lateral del tórax. Murió desangrado.
Sucedió que según se supo, Urizar fue a entregar un pedido con su camioneta porque sospechaba que iban a robarle la motocicleta. Minutos antes alguien le había pedido una “hamburpizza”, pero le llamó la atención que el supuesto cliente le insistió más de una vez en que le dijera cómo era la moto en la que iba llegar el pedido. Pensó que podía despistar si iba en su vehículo. Se dirigió con un arma de juguete para exhibirla y al menos asustar si se le presentaba un ladrón, según se desprende de la pesquisa.
En el sitio lo esperaban dos jóvenes, los supuestos clientes. Alcanzó a preguntarle si eran ellos los que pidieron el delivery. Se desató una discusión y luego Urizar se sacó el cinturón de seguridad y amagó sacar el arma de juguete y en ese momento uno de los sospechosos efectuó el disparo al creer que el hombre quería intentar dispararle. Ese fue el relato que el acusado manifestó en su indagatoria ante el juez Martín Brites. Cuando le preguntó por que llevaba un arma de fuego le respondió: “Porque el barrio es peligroso”.
Ambos habían sido detenidos luego que los testigos aportaran datos de las vestimentas que portaban además de haber quedado un registro en el que se los observaba en pleno escape del lugar. En los allanamientos en las vivienda de los implicados, hallaron un revólver con una vaina servida y un proyectil y prendas que coincidían con las manifestadas por testigos. En tanto, en la otra casa incautaron dos celulares que fueron peritados por la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas (SAIC).
El lunes 25 de abril, el que dijo haber disparado, se fugó de la comisaría Cuarta de Puerto Iguazú al salir caminando de la dependencia. Fue rápidamente recapturado. Esa misma mañana, el juez los había imputado formalmente a ambos por el delito de “homicidio en ocasión de robo”.