La familia Montenegro, conformada por Joaquín (papá), Salvador (hijo) y Silvana Benítez (mamá) continúan firmes en su propósito de llevarle una alegría a los niños en su día, a través de la iniciativa que invita a la gente a sumarse y colaborar aportando el dinero que pueda para participar en el sorteo de cuatro bicicletas donde todo lo recaudado será destinado a la adquisición de nuevos juguetes que serán distribuidos en comedores y merenderos de la capital provincial, Jardín América y San Vicente.
“Hoy (ayer) al mediodía superamos los 150 mil pesos y la verdad que resulta una alegría inmensa porque se nota, se siente la solidaridad de los misioneros, una vez más en este tipo de actividades”, comenzó explicando Joaquín a PRIMERA EDICIÓN.
Se trata de una familia solidaria, donde sus integrantes donan lo principal, su tiempo para generar los recursos, realizar cientos de gestiones, utilizar las redes sociales y los medios de comunicación para que cada propuesta llegue al destinatario y puedan juntar peso a peso para concretar, en este caso la compra de juguetes para los más pequeños y que menos tienen.
“El balance en este mes y diez días, desde que lanzamos este nuevo desafío, es muy positivo, entendiendo la situación que está viviendo en sí el país y que la gente por ahí está más pendiente de esas cuestiones”, dijo Joaquín, quien ya concretó varias acciones solidarias, como la compra y entrega de nebulizadores a merenderos, asistencia a familias de bajos recursos con algunos de sus integrantes con problemas congénitos, ayuda a bibliotecas, entre otros, sin que todas trasciendan mediáticamente.
Una de las principales características de la forma en que llevan adelante estos desafíos los Montenegro es la transparencia en todo lo que se va recaudando y para ello emplean MercadoPago, cuenta que se habilita especialmente para que la gente pueda dejar allí su aporte y permanentemente en las redes sociales van actualizando todo lo que ingresa.
También destacó que “acá hay otra pata fundamental, además del acompañamiento de mi familia y amigos, el aporte de las empresas, comercios, emprendedores y de los propios vecinos. No esperamos que el Estado nos solucione o nos regale todos los juguetes, en este caso, para que podamos concretar esta movida, sino que vamos, golpeamos puertas, hablamos, mostramos, explicamos cuál es el fin que perseguimos y se enganchan porque el misionero es muy solidario para con el que menos tiene, que en este caso son los chicos que en definitiva no tienen la culpa de la difícil situación con la que conviven, con las carencias que tienen”.