Aproximadamente 80 mil personas murieron y otras 35 mil resultaron heridas el 6 de agosto de 1945 como consecuencia directa de la explosión de una bomba atómica arrojada por Estados Unidos sobre Hiroshima (Japón) en el marco de la Segunda Guerra Mundial .
Por lo menos 60.000 personas más morirían antes de fin de ese año por los efectos de la lluvia radiactiva.
En 1945 Estados Unidos y Japón llevaban cuatro años enfrentados en la Guerra del Pacífico, uno de los mayores escenarios de la Segunda Guerra Mundial.
El 26 de julio de ese año el presidente de EEUU, Harry S. Truman, lanzó un ultimátum contra los japoneses donde les exigía una “rendición incondicional”, de lo contrario, les esperaba “una destrucción rápida y absoluta”.
El mensaje de Truman no mencionaba específicamente el uso de bombas nucleares, pero, desanimado por la negativa japonesa a la demanda de la Conferencia de Potsdam para su rendición incondicional, tomó la decisión de utilizarlas para terminar la guerra con el fin de evitar lo que, según él, sería “una pérdida mucho mayor de vidas”, si los Estados Unidos invadían el territorio japonés.
Así, el 5 de agosto, mientras un bombardeo “convencional” de Japón estaba en marcha, “Little Boy” (el apodo de una de las dos bombas atómicas disponibles para ser utilizadas contra Japón) fue cargada por el teniente coronel Paul W. Tibbets en el Enola Gay en la isla de Tinian, en las Islas Marianas.
Cinco horas y media más tarde, “Little Boy” fue lanzada, liberando el equivalente de 12.500 toneladas de TNT.
La bomba tenía varias inscripciones garabateadas en su caparazón, una de las cuales decía: “Saludos al emperador, de los hombres de la Indianápolis” (haciendo referencia al barco que transportaba la bomba a las Marianas).
El Gobierno japonés envió una misión de reconocimiento para informar sobre lo que había pasado, pero de Hiroshima sólo quedaba una enorme cicatriz en la tierra, rodeada de fuego y humo.
De los 90.000 edificios que había en Hiroshima antes de que se lanzara la bomba, sólo quedaron en pie 28 mil.
De los 200 médicos que trabajaban en la ciudad, 180 murieron o quedaron incapacitados para realizar su labor.
De las 1.780 enfermeras sólo 150 permanecieron capaces de atender a los enfermos y moribundos.
No conformes con lo ocurrido en Hiroshima, tres días más tarde la otra bomba nuclear estadounidense caía sobre Nagasaki para apurar la rendición japonesa.