La segunda jornada de juicio oral ante el Tribunal Penal 1 de Posadas, que tiene como acusado a Alejandro Guillermo Esteche (34) de abusar sexualmente de manera ultrajante y causarle la muerte a Irma Ferreyra Da Rocha el 16 de diciembre de 2016, correspondió al inicio de la incorporación de prueba mediante declaraciones de testigos.
De los cinco citados, tres dieron su testimonio ante los camaristas Viviana Cukla, César Antonio Yaya y Ángel Dejesús Cardozo.
Mabel Da Rocha, hermana de la víctima fatal recordó el trance de tomar conocimiento de lo sucedido con Irma e ir a verla al Hospital Ramón Madariaga donde murió 33 horas después de ingresar con lesiones internas provocadas por una rama de árbol que le introdujeron en el ano después de dejarla inconsciente con golpes en el rostro.
“Mi hermana ese día, antes de lo que le hicieron, estaba muy feliz, bonita y contenta porque iba a salir. Ella siempre fue muy sufrida, tuvo muchos hijos y los estaba criando sola. Trabajaba mucho y siempre pendiente de sus hijos, vivía para ellos”, contextualizó.
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Al relatar los momentos posteriores al ataque, la conmoción fue evidente: “Cuando me acerqué al hospital vi algo que no se lo deseo a nadie. Ni a un animal se le puede hacer tanto daño. Fue lo peor que vi en mi vida, lo más aberrante le pasó a mi hermana (…) Estaba en una sala común pero desde afuera se oían sus gemidos de dolor. Cuando le agarro una mano veo que no tenía uñas, se las había arrancado tratando de correr y escapar de ese lugar. Su dolor era tan intenso que le dieron calmantes para que pudiera dormir”. Segundos después resumió: “Irma no tenía maldad ni palabras para ofender a nadie”.
El segundo testigo, Lucas Frutos abogado y exprefecturiano ingresó a la sala de audiencia y de manera pausada y prolija detalló lo que recordó la noche del viernes 16 de diciembre de 2016 cuando llevaba a su novia a su casa (calle 246 casi colectora Roth de la autovía 12 en el barrio Villa Bonita de Garupá) lindante con el baldío donde se cometió el delito contra la integridad sexual. “La zona era insegura, por eso ingresaba siempre atento. Doblo a la derecha e ingreso (calle 246) y a los pocos metros noto una persona que sale del baldío al lado del lote nuestro. Lo vi en actitud sospechosa y cruzó agachando la cabeza. Pensé que algo pasó en la casa y que actuaba de campana por lo que entré primero a la vivienda pero noté que no había nada raro, ahí le dije a mi novia y a mi prima que ingresen”.
“Luego comencé a escuchar ruidos como maullidos que venían del baldío por lo que a medida que aumentaban pensé que una persona había caído del muro y se había roto una pierna. Encendí la linterna de mi celular y salí a la calle y los gritos ya eran fuertes por lo que entré al terreno y en la esquina contra la pared veo un cuerpo de espalda. Estaba boca abajo y tenía un objeto incrustado en el ano. No lo olvido hasta hoy, vi el árbol astillado por el pedazo arrancado y me llamó la atención que la rama dentro del cuerpo de la persona estaban marrones y pisadas. Fue muy shockeante. Decidí no tocar a la víctima. Ella gritaba, pedía que la ayuden, que le den algún calmante. Pasaron cuarenta minutos de tratar de calmarla hasta que llegó una ambulancia”.
Frutos fue contundente ante las consultas del fiscal Martín Rau y resaltó: “Luego en la rueda de reconocimiento identifiqué al hombre que vi esa noche salir de ese lugar y es éste señor que está acá sentado a mi derecha es el mismo que vi esa noche”. Apuntó sin titubear a Alejandro Esteche.
“Un ruido muy feo”
La pareja de Frutos, Sonia Poterala, fue la tercera testigo y fue coincidente a su turno: “Mi barrio es peligroso, ya nos habían robado varias veces. Recuerdo que apenas llegamos vimos del terreno salir a un hombre flaco alto, rápido como si salía de mi propiedad. Activé el botón de pánico a la empresa de seguridad porque pensé que había robado, pero el hombre pasó caminando como si nada al lado del auto. Nos miró fijo y tuve una sensación de miedo, porque era una mirada fría, muy fea, mirada loca. Por eso no quiero verlo ahora acá, me da mucho miedo”, dijo la mujer quien declaró sin el acusado presente en la sala de audiencia del TP-1.
La empleada bancaria amplió su testimonio ante las preguntas del fiscal y el abogado defensor de Esteche: “Entré al patio de mi casa no vi nada raro y volví a salir a la calle. Escucho un ruido muy feo, ni siquiera parecía un animal agonizando, era mucho peor, muy feo el ruido. Pensé que alguien se cayó del muro”.
“Cuando volvió Lucas que fue a hacia la zona del túnel (que une las dos colectoras) para intentar encontrar al hombre que vimos salir, me contó que había una mujer que aparentemente había sido violada y estaba tirada en el baldío. Era todo un matorral. No me dejó entrar, se escuchaban los gritos de dolor”.
Poterala destacó que la sensación de miedo que le quedó desde ese momento tampoco pudo sacarla de su memoria: “Hasta hoy pienso que pude ser yo, si yo ese día volvía sola y ese hombre andaba por la zona y me veía, iba a pensar que yo sería testigo de lo que hizo y me iba a atacar de la misma manera. Yo vivo sola con mi hija en esa casa”.
Tres versiones
Por pedido. El 21de diciembre de 2016, tres días después de ser detenido por el femicidio de Irma Ferreyra Da Rocha, Alejandro Esteche declaró en el Juzgado de Instrucción 7 que mantuvo relaciones sexuales con ella en un baldío cerca de la autovía de Garupá y que ella le pidió que le introdujera la rama en el ano.
Intento de relaciones. Poco tiempo después solicitó ampliar su indagatoria y aseguró que intentó mantener relaciones sexuales consentidas con Irma en el baldío pero que ella, de repente, se levantó los pantalones y se fue caminando del lugar y el se despertó debajo del túnel entre las colectoras embriagado y sin recordar más detalles.
No ocurrió. La tercera versión de Esteche se oyó el martes, primera jornada de juicio oral ante el Tribunal Penal 1. Solicitó declarar y admitió que llevó a Irma al baldío pero no quiso tener relaciones sexuales. “No sentí las emociones”, dijo y decidió irse del lugar hacia la casa de su expareja, sin recordar qué hizo la víctima.
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