Ubicada tan solo a unos metros de la ruta nacional 12, desde la comunidad guaraní Paranaí Tekové afirmaron que no cuentan con acceso al agua potable y a la educación, ya que los niños de la aldea deben caminar más de siete kilómetros para llegar a la escuela más cercana, lo que implica un peligro constante por el tránsito de la ruta. Así lo confirmó a PRIMERA EDICIÓN el cacique de la comunidad, Palacios Ruiz.
“Los adultos tenemos mucha preocupación porque los chicos no tienen escuela en la comunidad y tienen que salir de la aldea caminando, dejando mal a sus padres porque tienen que pasar por la ruta y los autos pasan rapidísimo”, afirmó Ruiz.
Es así que, de los 57 habitantes que tiene Paranaí Tekové, unos 36 son niños y niñas en edad escolar. Si bien el cacique, afirmó que siempre los acompaña una parte del trayecto para ir a la escuela, no tiene ninguna certeza de que volverán sanos y salvos a la comunidad.
Tan sólo uno de los problemas
Pese a la seriedad del asunto, esa no es la única problemática de la aldea ubicada en El Alcázar ya que, a pesar de estar a unos metros de la ruta, no tienen acceso a agua potable. Es así que, para adquirir algo del líquido vital, deben caminar con bidones unos kilómetros hasta el poblado o bien hasta un arroyo cercano. Respecto a eso, “siempre reclamo en las reuniones con los caciques pero parece que nadie tiene voluntad y se pone en el lugar de los chicos”, explicó Ruiz.
Asimismo, en cuanto a las casillas en donde viven, afirmó que muchas de ellas perdieron su techo tras una tormenta días atrás. “Necesitamos ayuda para remendar los techos; especialmente por nuestros abuelos de la comunidad. Por el momento, para aguantar, le pusimos hojas y tacuaras pero es provisorio”, explicó.
Por su parte, en cuanto a la alimentación, al no recibir ninguna ayuda estatal, el Cacique manifestó que subsisten gracias a algunos trabajos ocasionales que realizan los adultos; una huerta dentro de la aldea; y gracias a la solidaridad de algunas personas que, de vez en cuando acercan sus donaciones.
Es así que el único ámbito en el que -afirmó- están parcialmente cubiertos como comunidad es en el área de salud, ya que, en primera instancia, todos los niños están vacunados y, segundo, porque gracias a su cercanía con la ruta “cuando uno de ellos tiene fiebre o están engripados tomamos rápido un remís y los llevamos a la salita”, indicó. Algo que se le dificulta a las comunidades más adentradas en la selva.