A medida que pasa el tiempo más me satisface poder ser parte de grupos de personas que entendemos la importancia de disfrutar del aprendizaje día a día, del equilibrio entre el hacer y el ser. Gozar del cuerpo y la mente como uno solo.
A veces lamento el tiempo que no disfruté, pero agradezco inmediatamente darme cuenta que nunca es tarde y disfruto del placer de comunicarme con alguien, salir, disfrutar de la naturaleza o simplemente escuchar a mi cuerpo decir que debo descansar.
Salir de la vorágine de que cada hora de mi día que me dice que debo producir para ser.
Así nacieron los talleres con dos antiguas compañeras con quienes compartimos la formación de coaching.
Desde mi consultorio puedo tener a diario la oportunidad de escuchar y sugerir algunos tips a las personas que lo permitan y deseen junto con la medicina tradicional con su tradicional receta de farmacia, para que todo se integre. Respetando siempre los tiempos de cada persona para recibir lo que buscan.
Muchos con algunas pautas logran grandes cambios en su diferente enfoque. Alimentamos nuestro cerebro con todo lo que vemos, oímos, tocamos, sentimos y esto es lo que nos determina cómo se siente el cuerpo.
La emoción canalizada en positivo siempre nos permite ver que lo que sucede es para crecer y que Dios no nos dará nunca algo que no podamos soportar.
La emoción canalizada en negativo se vuelve a veces ese pensar, suponer, imaginar que nos lleva a no dormir, a estar cansados, agobiados y levantarnos endurecidos, con cada músculo tenso y el día así, cada vez más terrible desde nuestra mirada.
Sentirnos ofendidos, criticados, observados todo el tiempo nos agobia y nos lleva a la enfermedad, pero si nos permitimos integrar cuerpo y mente nos damos la oportunidad de cambiarnos de lugar.
Simplemente observando desde otro lugar y teniendo en claro que ese poder de elegir nos fue dado para ser artífices de nuestra vida, elegimos alimentarnos mejor. Este alimento a través de cada uno de nuestros sentidos, según la programación neurolingüística, nos dice que algunos aprendemos más visualmente o en forma auditiva, táctil, kinestésica y vamos descubriendo qué nos sirve.
En este proceso de mejorar hacer gimnasia rítmica, mientras que a otros nos gusta ver y a otros escuchar, cada persona respetando su individualidad llegará a conocerse mejor.
En Conociéndonos tres mujeres diferentes con nuestros estilos y profesiones diferentes nos integramos, con la meta de ayudarnos a ver lo que nos sirve para crecer.
El tema: “contracturas”, lo que más veo en la consulta diaria, las llevamos tomando algún antinflamatorio que se vuelve el mejor aliado para hacer todo lo que necesito hacer, soportando todo.
Por supuesto que, las contracturas pueden ser transitorias por un mal movimiento, algún esfuerzo que pasará fácilmente con reposo y descanso, pero si se vuelve crónica nos está diciendo algo más. Esa situación que me duele, que me hace sentir incómoda y no la puedo manejar, y al contrario se agrava.
Además del antinflamatorio busquemos el fondo, la raíz, paremos y exploremos el bosque no veamos el árbol, el problema, veamos el todo y según nuestra mejor manera.
Auditiva: a través de la música, kinestésica por el movimiento; encontremos la herramienta justa. Veamos todas las posibilidades, tomemos lo que nos sirve y actuemos.
¡Elijamos estar bien!
Alimentación saludable, la relación con el descanso y toma de decisiones. Movimiento y elasticidad,
Escribir, meditar.
Todo sirve, todo suma, hasta encontrar cuál es nuestra mejor técnica. A disfrutar del domingo, de la oportunidad que Dios nos dio de crear nuestra propia historia de vida.
Feliz y bendecido domingo.