Si clasificamos la piel según el espesor de la epidermis podemos denominar:
PIEL DELGADA: Las pieles delgadas poseen una capa córnea fina (la capa más externa de la epidermis).Es propia de mujeres y de zonas corporales cubiertas. Presenta una superficie uniforme, con poros poco visibles y de color sonrosado traslúcido.
PIEL GRUESA: La epidermis humana se espesa para protegerse de las radiaciones solares, por lo tanto, presentan piel gruesa las personas expuestas de forma crónica al sol. Es una piel de aspecto amarillento. Las personas con hiperseborrea también tienen a menudo la piel gruesa, debido a la actividad de las glándulas sebáceas, lo que hace que los poros estén dilatados
Atendiendo a la cantidad de fibras de colágeno en la dermis:
El colágeno es una proteína fibrosa fabricado por los fibroblastos (células de la piel). Las fibras de colágeno y elastina otorgan la firmeza y la resistencia de los tejidos al formar una trama densa, organizada en haces.
El colágeno es la proteína que sostiene la piel, por lo que la falta de colágeno provoca una disminución de firmeza y un incremento de la flacidez.
Podemos diferenciar entre:
PIEL NORMAL: Es tersa y juvenil.
PIEL FLÁCIDA: Cuando la producción de colágeno disminuye, la piel retiene menos agua, se hace más delgada y comienza a arrugarse. La falta de colágeno en la piel se nota por el adelgazamiento de esta.
La producción de colágeno empieza a disminuir a partir de los 25 años de edad. Durante la menopausia se origina una reducción de producción de estrógenos, lo que provoca una disminución de colágeno. En los hombres este proceso es más lento. A los setenta años la producción de colágeno puede disminuir un 30%.
Es bien cierto que cuanto mejor conozcamos nuestro tipo de piel, más eficazmente podremos cuidarla.