Durante tres jornadas de debate oral, el Tribunal Penal 2 de la Primera Circunscripción Judicial condenó ayer a veinte años de prisión efectiva a un técnico en telecomunicaciones y experto en artes marciales por mantener privada de su libertad bajo amenazas y uso de la fuerza y abusar sexualmente de su pareja en diciembre de 2018 en un barrio de la zona sur de Posadas.
El hallado culpable tiene hoy 46 años, pero hace trece fue denunciado por una mujer y también pareja por haberla sometido a un episodio de violencia extrema de similares circunstancias en un inmueble de la zona oeste posadeña. La víctima retiró poco tiempo después la denuncia penal radicada en la Comisaría de la Mujer y la causa no prosperó.
Ayer y ante los camaristas Gregorio Augusto Busse, Carlos Jorge Giménez y Viviana Gladis Cukla, el fiscal Vladimir Glinka describió en su alegato acusatorio “la película de terror” que atravesó la denunciante en 2018 y solicitó 24 años de prisión como autor de los delitos de “lesiones leves, privación de la libertad, amenazas y abuso sexual con acceso carnal”, todo agravado por el vínculo preexistente.
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PRIMERA EDICIÓN, único medio presente durante los alegatos y sentencia, pudo registrar los detalles del sometimiento que tuvo que enfrentar la mujer de 32 años y que fueron resumidos durante los casi 40 minutos de exposición del fiscal.
“Durante la noche del 22 y madrugada del 23 de septiembre la víctima fue amenazada por su pareja a punta de machete, se cortaba los pelos del brazos para amedrentarla sobre el filo del arma blanca, la golpeó y abusó sexualmente hasta que su hermana pudo rescatarla a empujones de esa vivienda”.
“Esta mujer atravesó una situación crítica de violencia de género, que los informes psicológicos confirmaron”, destacó Glinka, pero también sostuvo que las lesiones fueron constatadas el día que la víctima radicó la denuncia en una Comisaría de la Mujer UR-X.
De los testigos que declararon en el expediente y en el debate, el fiscal remarcó que una “exjefa de ella reconoció que sufría lesiones y maltratos de su pareja”, que lo supo cuando ella la adoptó como confesora de su dolor.
Coincidió con la denunciante en que la violencia de género era constante, que “cada vez que le quedaban lesiones visibles en el rostro por los golpes, la llevaba a trabajar y la esperaba a que saliera” de la casa de comida donde ella obtenía, por día, los ingresos para darle de comer a sus pequeños hijos.
En cuanto a las lesiones, destacó también que “los médicos que la asistieron certificaron 30 días de curaciones, es decir, por un día de acuerdo a la escala no se imputó lesiones graves”.
“A esta mujer el acusado no la dejaba salir a la calle, fueron las hermanas quienes rescataron a la víctima (…) durante una hora y 32 minutos ella lo declaró acá ante el tribunal, describió el miedo que padeció, el miedo a salir de la vivienda por temor a las amenazas de muerte. A tirones una hermana la arrancó de ese lugar”.
Durante el debate declaró la primera mujer que denunció al condenado ayer. De este testimonio y aunque haya retirado la denuncia y no avanzó esta causa en 2009, Glinka marcó las coincidencias con lo sucedido nueve años después.
Una niña, hija de otra pareja de la segunda víctima, declaró en Cámara Gesell y su testimonio resultó contundente para la sentencia. “Decía que con su machete nos iba a cortar en pedacitos a todos, incluso a mi papá”.
Glinka instó al tribunal antes de cerrar su alegato: “Esta vez llegamos a tiempo y no tuvimos que juzgar acá un femicidio. Les pido que no les tiemble la mano como la huella que le quedó a la víctima y la vimos acá que no podía sujetar un vaso de agua por el terror de recordar lo que sufrió”.
Nancy Karina Capli Benítez, una de las abogadas del acusado, solicitó la absolución del encartado por el beneficio de la duda. Sostuvo que no fue allanada la vivienda donde se produjo el abuso y privación de la libertad, que los médicos no constataron lesiones de abuso sexual, que la denunciante mantuvo relaciones consentidas con su agresor y que “ella si tuvo miedo o temor podía llamar al 911 cuando quisiera y no lo hizo”. Y remarcó que a su consideración, el hombre acusado “lleva cuatro años detenido injustamente”.
A las 13.43 de ayer, el Tribunal halló culpable al imputado. Busse y Giménez coincidieron en 20 años de prisión efectiva. Cukla votó por doce años. Los fundamentos lo aclararían el 29 de septiembre próximo.