Desde los primeros meses de este año se conocieron las pésimas condiciones edilicias en las que se encuentra la Escuela de Comercio N°1 “Santiago de Liniers” de Oberá. Autoridades y miembros de la comunidad educativa reclamaron en varias ocasiones que las obras necesarias se pongan en marcha lo antes posible, ya que cada vez que llueve algunos sectores se inundan por completo e incluso, en su momento, han tenido que clausurar más de una aula.
Aunque hace varios meses funcionarios del Gobierno provincial visitaron el establecimiento con el objetivo de pautar mejoras estructurales, nada de eso se cumplió y actualmente padres, docentes y alumnos continúan preocupados por los temporales que indica el pronóstico para los próximos días, y todos los riesgos que esto supone.
El vicedirector Miguel Paré manifestó que no solo perduran los problemas permanentes, sino que otros salones comenzaron a deteriorarse rápidamente y temen que paredes o techos se derrumben. Sin ir más lejos, a causa de las lluvias del viernes pasado (30 de septiembre) las filtraciones se intensificaron en la sala de profesores y en la de informática: “Ese sector cuidamos mucho porque tiene un capital muy grande y se realizan muchas actividades allí”, apuntó Paré.
Sin respuestas
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Por este motivo, el encargado se refirió a la visita que la institución recibió del presidente del Consejo General de Educación, Alberto Galarza, el intendente de Oberá, Pablo Hassan, la Supervisora y concejales que a mitad de ciclo se habían reunido para coordinar las obras necesarias.
“Seguimos en la espera como en el pasado mes de julio, cuando volvieron a visitarnos autoridades. Nos queda seguir gestionando e insistiendo”, agregó Paré.
Advirtió que esperarán novedades por parte de las autoridades por unos días más, pero que si no reciben respuestas deberán inevitablemente tomar medidas de fuerza, porque argumentaron que llegaron hasta esta situación límite debido a que sus reclamos no fueron atendidos a tiempo.
El padre de un estudiante opinó que “es increíble” que aunque los funcionarios “hayan visto con sus propios ojos el deterioro” no hayan hecho nada al respecto.
“Espero que no le pase nada a alguno de nuestros hijos o docentes, a nadie. No queremos ni imaginar lo que puede pasar”, expresó.
El día a día en la Escuela
Miguel Paré dijo que a pesar de todo, las clases se siguen dictando. Sin embargo, deben ocupar algunos espacios que duplican la antigüedad del edificio actual; por ejemplo, utilizan sanitarios que formaban parte del viejo Samic, ya que el sector de baños de los varones debieron clausurar.
Cada día -y ni hablar cuando llueve- se vuelve motivo de preocupaciones para la comunidad educativa, porque las filtraciones provocaron rajaduras en algunas paredes, al punto que “se puede ver el cielo” a través de las roturas.
Por su puesto, los padres también están cansados y exigen respuestas. Por eso el lunes 3 de octubre se reunieron para solicitar la actualización de directivos.
“Nosotros ya no sabemos qué decir, comunicamos las respuestas y promesas que tenemos pero nada más”, lamentó el vicedirector.
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