“Paso por ese lugar 18 veces por día, nunca vi un automóvil transitar tan rápido a esa hora y por esa avenida. Venía zigzagueando y salió despedido del carril directo hacia el colectivo que yo conducía en sentido contrario, instintivamente lo que hice fue correrme hacia la derecha antes del impacto”. La secuencia no duró más de diez segundos y corresponde a los instantes previos a que el Toyota Corolla que conducía Matías Luciano Zielinski (23) colisione a un ómnibus de la línea 126 el domingo 24 de febrero de 2019 sobre la avenida Quaranta, a pocos metros del cruce con Tomás Guido y se cobrara la vida de Alberto Rubén Galeano que viajaba en el asiento de acompañante delantero en el automóvil.
Ayer durante la primera jornada de debate oral ante el tribunal unipersonal que conforma la jueza correccional y de menores 1 de Posadas, Marcela Leiva, las voces de testigos apuntaron a que el trágico siniestro vial fue resultado de maniobras imprudentes que violaron la ley de tránsito, cometidas entonces por un joven de 19 años alcoholizado.
El juicio por “homicidio culposo y lesiones culposas” comenzó ayer a las 8.30 en la sala de debates de la avenida Centenario casi Santa Catalina y perteneciente a los juzgados correccionales de la Primera Circunscripción Judicial, parte del predio del Palacio de Justicia.
Alejandro Federico Branchesi (44), conductor del colectivo que fue colisionado por Zielinski, remarcó con calma lo sucedido: “Hace veinte años que soy chofer profesional y estamos entrenados para ver el tránsito que circula enfrente entre los 200 y 400 metros. Esa mañana, minutos antes de las 11.50 porque a las 11.52 tenía que finalizar el recorrido en la estación de transferencia de Quaranta y Santa Catalina, veo que venía zigzagueando un automóvil entre otros autos. Nunca imaginé que se iba a cruzar de carril y chocar el colectivo que conducía. Instintivamente lo que hice fue correrme hacia la derecha casi enfrente del acceso a la empresa Río Uruguay y el auto chocó. Vi toda la secuencia en vivo y en directo”.
Branchesi manifestó que el Toyota Corolla “no venía a una velocidad normal, no respetó los límites de velocidad, transitaba a más de 40 kilómetros por hora. Nunca vi circular un automóvil con tanta imprudencia como ese y por esa ruta. No sé qué quiso hacer, zigzagueaba entre vehículos y sin dominio ya, derrapó y colisionó al colectivo”.
Problemas de memoria
Del siniestro sobrevivió un hombre de 34 años que viajaba en el asiento trasero del Corolla. Juan Alejandro Báez declaró después del chofer del colectivo y su relato no habría sido coincidente con su primer testimonio volcado al expediente que elevó a debate el juez de Instrucción 1, Marcelo Cardozo.
Ayer aseguró no haber visto alcoholizado a Zielinski, aunque admitió que “hizo la vaca para comprar más bebidas alcohólicas” y seguir bebiendo en la vivienda del barrio Terrazas en cuyo quincho y pileta estaban reunidos en “fiesta after”.
Para determinar claridad, la jueza Leiva ordenó que se le refrescara la memoria sobre lo que declaró hace tres años y nueve meses. Fue allí que, tras remarcarle que estaba declarando bajo juramento, admitió su primer relató: “Con Alberto (Galeano) le queríamos sacar el auto para que no manejara, pero cualquier cosa que le decíamos podía causar un altercado mayor. Fuimos a comprar las bebidas y me decía ‘yo te voy a enseñar a manejar’, yo no había tomado por eso le pedía que me dejara manejar, porque los dos estaban tomados (Zielinski y Galeano)”.
“Volvíamos de comprar las bebidas (Chacabuco y Francisco de Haro) y cuando nos dio verde el semáforo de Quaranta y Santa Catalina miré el tablero y marcaba 75 kilómetros por hora e íbamos zigzagueando”.
Báez también contó que cuatro cuadras antes, Lavalle y Quaranta, por el exceso de velocidad “casi chocamos un árbol en la curva, derrapó y dobló muy de golpe”.
“Le dije que no”
Eduardo Ramírez, el propietario del Corolla y quien se quedó en la pileta del barrio Terrazas de Itaembé Miní presuntamente sin saber que Zielinski fue en su automóvil a comprar las bebidas, también declaró en la primera audiencia del juicio y no favoreció a las intenciones de la defensa.
“Desde las 2 estuvimos tomando cerveza y whisky en Cristóbal esa noche (madrugada del domingo 24 de enero 2019). Cuando cerró nos fuimos a la casa de Lucas que tenía un quincho y pileta. Nos metimos al agua, por eso habíamos dejado en la mesa del quincho las llaves de los autos. Galeano y Matías entraban y salían constantemente recuerdo. Matías me pidió el auto y le dije que no porque estaba alcoholizado (…) Después me avisaron que había pasado algo grave”.