El Tribunal Penal de Eldorado condenó a 18 años de prisión a Lirio Roque Antúnez (63), tras hallarlo culpable del crimen de José Machado (40), quien murió tras recibir ocho puñaladas. En su resolución los jueces consideraron que el imputado incurrió en el delito de “homicidio simple”.
El fallo finalmente fue menos severo que el pedido que hizo el fiscal en sus alegatos, donde solicitó 23 años de cárcel. En esa misma etapa del debate la defensa pidió la absolución de su cliente.
El hecho fue perpetrado la tarde del 3 de noviembre de 2018 en San Antonio. El imputado fue detenido el mismo día del crimen, en la vivienda que compartía con la víctima, ubicada en el barrio Unido del citado municipio.
Todo comenzó con la ingesta de alcohol en exceso por parte de los involucrados. De tal manera, que los forenses explicaron que el fallecido estaba inconsciente por el estado etílico, acostado y boca arriba cuando fue atacado.
Según consta en las actuaciones, aquel sábado a las 17, Machado decidió recostarse en una cama de dos plazas ubicada en una de las habitaciones de la casa. Esta circunstancia fue aprovechada por Antúnez, quien tomó un cuchillo marca Tramontina, de 29 centímetros de hoja y 11 centímetros de mango o cabo de plástico, con el cual agredió mortalmente a la víctima.
En primera instancia, el agresor, que también se hallaba en presunto estado de ebriedad, le aplicó seis puntazos en el lado derecho del cuello a su compañero de tragos, tras lo cual procedió a darle dos estocadas más en el lado izquierdo.
Fue entonces que Machado reaccionó, se incorporó y deambuló unos segundos por su habitación en busca de unas prendas de vestir y su ojotas, saliendo luego a la calle terrada que pasa frente a la vivienda. Tras caminar malherido unos 50 metros, el hombre se desplomó boca arriba en una vereda, donde se produjo su muerte por “shock hipovolémico”, generado por una abundante pérdida de sangre y debido a las múltiples heridas de arma blanca que presentaba.
Declaración y dudas
Un oficial de la Policía de Misiones que declaró por videoconferencia despejó varias dudas que surgieron durante el debate.
El efectivo descartó la participación de un tercero en el crimen de Machado. El uniformado, quien al momento del hecho estaba de guardia en el Comando local fue el primero en llegar y hablar con el acusado. El cuerpo de la víctima, ya sin vida, estaba a 50 metros del lugar donde residía. Unos vecinos señalaron la casa del imputado.
El efectivo aseguró que el sospechoso le abrió la puerta de la vivienda y que le señaló la ventana de la habitación donde fue cometido el crimen y le dijo en portugués se fue por ahí “outro cara”, dando a entender que otro individuo atacó a la víctima y escapó.
Sin embargo, el uniformado vio que la ventana estaba a dos metros del suelo y que ni del lado de adentro de la casa ni afuera había rastros de que alguien hubiera escapado, ni sangre, ni barro ya que llovía copiosamente, ni de huellas.
El investigador descartó de entrada la participación de otra persona y procedió a detener al ahora acusado, que tenía las manos y prendas de vestir manchadas presuntamente con sangre.
La declaración de este uniformado fue clave ya que se barajaba por el dicho de dos vecinos y la madre y el padrastro de la víctima, que pudo ser otro el autor del hecho. Incluso la progenitora del fallecido aseguró que el “hombre que están juzgando es inocente”.
Finalmente para el Tribunal el testimonio del efectivo fue convincente y en base a indicios y otras pruebas decidió condenar al acusado. El martes 25 de octubre venidero se conocerán los fundamentos de la sentencia.