Convida a la humanidad con tus atajos
para a tu Reino llegar sin los ir abajo,
de los símbolos, enséñanos su vibrar
y despistando la mente, más rápido a ti llegar.
En el Universo se crea con frecuencias de sonidos y de luz.
Al comenzar la noche galáctica hace 13.000 años, la información del Universo que estaba en cristales etéricos y físicos y que había sido entregada a los maestros por los arturianos y andromedanos para cocrear, fue encriptada por Hermes en símbolos y su interpretación era dada en las escuelas de misterios a los iniciados, ya que de haber sido entregada a todos nos hubiéramos matado. Así fue como quedó el lenguaje de luz encriptado en los símbolos.
Hoy nos encontramos, no sólo en el amanecer galáctico, sino que estamos ubicados dentro del cinturón de fotones, además el eje de la Tierra está totalmente vertical, por lo que entramos en forma plana a esta otra vuelta de espiral recibiendo en forma directa todas las frecuencias de luz del Sol Alción, cosa que no lo hacíamos durante la noche galáctica, por lo que es un momento único y correcto para abandonar el lenguaje de palabras y volver al de la luz a través de la simbología, como formas o también como números del 0 al 9.
Nuestra comunicación se produce a través de la vibración del sonido/palabra que es interpretada por la mente activándonos sólo el campo mental.
Al estar los símbolos codificados en frecuencias, poseen un campo energético o halo de luz, que cuando miramos uno captamos este halo activándose la glándula pineal produciéndose un arco voltaico de frecuencia y dado que el cuerpo físico es vital o sea energía vibrando, se activa el campo vibratorio de todo el cuerpo activando los centros energéticos o chacras.
Cada símbolo está hecho con un campo vibratorio específico, con una ecuación vibratoria que va a estar en concordancia con algún chacra, por lo tanto al leerlo lo sentimos, al hacerlo activa nuestro campo vibratorio modificando la estructura de nuestro ADN y al hacerlo sanamos, esta es la explicación de como funciona el Reiki. Fuente: A. barnabé.