La consultora Zuban-Córdoba y asociados publicó los resultados de su reciente estudio de opinión sobre ideologías entre los argentinos. Cualquier dirigente político, sin importar el partido en el que milite, como todo funcionario público (de cualquier estamento) debería leer con atención cada cifra. En especial, por los “sentimientos negativos” que expresó un 75,1%, cuando le preguntaron qué le genera la dirigencia política argentina.
Sin embargo, un 71,9% se expresó a favor de la política. Es decir que ve al sistema como una herramienta pero no está satisfecho con quienes hoy lo representan.
A su vez, un 50% mostró sentimientos positivos hacia la democracia (aunque un 42% manifestó sentimientos negativos hacia esa forma de Gobierno). A su vez, entre los mismos encuestados, un 39,9% dijo identificarse con posiciones que van desde centro derecha hasta la extrema derecha.
A su vez, un 26,1% se ubicó en todas las posiciones hacia la izquierda (centro izquierda hasta extrema izquierda). Y un 18,2% en el centro.
¿Es por eso que Milei, Esper hasta gran parte de Juntos por el Cambio profundiza sus discursos con contenidos acordes a esa postura? Particularmente los dos diputados antes mencionados, se pueden considerar los que primero apuntaron contra “la casta” y la política, prácticamente antisistema, aglutinando especialmente a muchos jóvenes descontentos con los sucesivos gobiernos argentinos.
Pero, vale la pena ver estos datos: cuando se preguntó con qué espacio político se sentían más identificados, un 41,2% dijo el radicalismo; un 40,1 con el PRO; un 37,3% con los libertarios; y un 37,2% con el kirchnerismo.
Mario Riorda, politólogo y consultor que realizó varios trabajos de campaña y gobierno en Misiones, no dudó en afirmar que “claramente el electorado argentino está corriéndose hacia la derecha”. Es que, en su opinión, “sería razonable unir al centro con la derecha con lo cual daría 58% en esa posición contra 26% en la izquierda. Hay una persona de izquierda por cada dos de derecha en las diferentes variantes”.
Al fundamentar por qué unir al centro con la derecha, se tomó de otros datos del estudio: el 60,2% manifestó su interés por el capitalismo; un 50% por el liberalismo económico; la preferencia del 63% por la libertad antes que el orden. A ello se agregó que un 57,8% se mostró contra el estatismo y un 71% contra el marxismo.
Riorda, en su análisis, sumó otras opiniones que surgieron del trabajo: “Desde una perspectiva contra identitaria, los actores tanto de centro como de derecha ubican a la izquierda en una posición extrema, literalmente como comunismo, aunque resulte impactante. El 48% cree que el comunismo tiene representación y forma política en Argentina, incluso un 52% lo ubica en el Frente de Todos. Entonces, es impactante ver cómo gran parte de los argentinos se ubica en opciones identitarias en centro y derecha y contra identitarias anticomunistas. Y esto explica que el conservadurismo y la derecha en chances electorales comienza a predominar, sobre todo de cara a un escenario de posible balotaje”.
Entre los datos surgidos de la encuesta, se pudo ver que el 47,2% se mostró “muy en desacuerdo” con que el comunismo llegue al poder en Argentina frente a apenas un 17% que dijo estar “muy de acuerdo”.
De cara a mayo próximo en Misiones, donde se supone que llegarían las elecciones provinciales y municipales desdobladas, habrá que ver cómo se posiciona el electorado frente a las dos variantes al momento de ver a los candidatos renovadores, kirchneristas, macristas, radicales o libertarios.
Cualquier espacio político debe entender que, en gran parte de las familias, la cuestión ideológica se aplica hasta para elegir amistades. Casi un 50% aseguró en el estudio de Zuban-Córdoba que la mayoría o algunos de sus contactos de redes sociales son personas que piensan de manera similar ideológicamente. Hasta quedan en evidencia ciertas limitaciones que se imponen los argentinos hacia quienes puedan pensar o votar diferente.
Piqueteros y antipiqueteros
La semana estuvo marcada por la disputa pública que se generó en Garuhapé entre un centenar de militantes del Movimiento Teresa Rodríguez (MTR), llegados desde otras localidades del norte, con un grupo de antipiqueteros que -armados con palos- impidieron cortes de avenidas y la toma de la Municipalidad local.
Los primeros plantearon un pedido de tierras sumado a los habituales reclamos de asistencia para merenderos y comedores que tiene la organización en la tierra colorada.
Pero los que se denominaron “autoconvocados” (productores, camioneros, empleados municipales, comerciantes), se mostraron por primera vez con una posición dura, al punto de “echar del pueblo” a los manifestantes.
El rechazo a los cortes de ruta, sin importar el objetivo o la cantidad de manifestantes, se viene expresando desde hace mucho tiempo, solo que se veía a la Policía liberando el paso y no a vecinos de una localidad.
Entre las reacciones, hubo una advertencia de varias organizaciones sociales con presencia en Misiones, sobre el “enfrentamiento de pobres contra pobres” que generaron los antipiqueteros y que las autoridades “naturalizaron” prácticas contra la libertad de expresión.
Nuevamente las libertades entraron en colisión, entre quienes las expusieron para reclamar y quienes las sostuvieron para circular o evitar restricciones. Claramente ni la Comuna ni la Provincia, como tampoco la Justicia, decidieron intervenir en el conflicto.
Como consecuencia de lo vivido en Garuhapé, en diferentes municipios se han formado grupos por redes sociales de antipiqueteros. A ningún sector le conviene romper un clima pacífico en tiempos de crisis y tensión. Habrá que esperar la reacción de uno y otro lado del debate por las libertades de petición como de circulación que se expusieron.
Las diferencias entre precandidatos
En pocos días, en el marco de una nacionalización, apuntalada por la interna de Juntos por el Cambio para las presidenciales de 2023, se vio a la UCR, el PRO y Activar con dos candidatos: Horacio Rodríguez Larreta (jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) y al radical Gerardo Morales (gobernador de Jujuy).
Los principales dirigentes de cada espacio (salvo con Morales donde la UCR capitalizó la movida), se mostraron para las fotos y las recorridas ante la incertidumbre de qué pasará con las PASO, por lo tanto, cuál será el que lidere la fórmula presidencial de la alianza opositora.
Lo que dejaron en los diálogos con los medios de comunicación, fueron muchas diferencias, desde qué espacio debe encabezar la lista hasta ideológicamente qué hacer con las empresas del Estado como Aerolíneas Argentinas.
Larreta dijo que no lo condicionarán los demás postulantes para sostener su aspiración presidencial. Morales sostuvo que la UCR no será “furgón de cola” del macrismo. El PRO está a favor de la privatización de Aerolíneas mientras que Morales se mostró en contra.
Son apenas un par de ejemplos que, ambos prometieron, se limarán asperezas de acuerdo a quién encabece un eventual Gobierno. ¿Podrán hacerlo en el ejercicio del poder sin evitar quiebres?
Por lo pronto, el radicalismo misionero tiene por estos días otra preocupación: frenar la salida de jóvenes dirigentes hacia la renovación, que lleva dos “éxodos” y promete más capítulos en los próximos meses.