Un importante sector de la sociedad sostiene que “los que trabajan” pagan con sus impuestos los planes sociales de los que no lo hacen, en síntesis: que los ricos mantienen a los pobres. Sin embargo, una reciente investigación de la carga impositiva sobre las familias en la Argentina, clasificada en cinco estratos sociales, revela que los más humildes de la pirámide, los últimos, aportan un porcentaje más grande de sus ingresos al Estado que los más acaudalados.
El informe elaborado por Ruben Ciani y Ricardo Climent, economistas del Instituto de Investigación Social, Económica Política y Ciudadana, expresa que las clases más altas de la pirámide social, que son el 5,8% de la población, aportan al Estado el 22,71% de sus ingresos discriminado de la siguiente manera: 14,05% como impuestos a la Ganancia y Riqueza, y 8,66% como impuesto al consumo de Bienes y Servicios.
En el otro extremo, las clases más postergadas en la distribución económica, que representan al 13,3% de los habitantes, tributan al Estado nacional, provincial y municipal el 31,44% de todo lo que obtienen: como no obtienen Riqueza ni Ganancia, el total de ese porcentaje es impuesto al Consumo.
Las categorías son de mayor a menor: Muy Alto, Alto, Medio, Bajo, Muy Bajo. En el medio de los dos extremos se encuentran tres estratos sociales, como se observa en el gráfico, donde el segundo nivel más rico aporta 17,99% en total; el tercero 17,91% y el cuarto que se encuentra más cerca de las clases bajas tributa el 19,99%.
En el informe cálculo se tomaron datos de 2018, que fue el último año donde se realizó la Encuesta de Gastos de Hogares.
Para graficar los datos en moneda actual, se podría decir que una familia de clase baja, que obtiene ingresos mensuales totales por 50 mil pesos, termina reintegrando en impuestos la suma de 15.720 pesos, equivalente al 31,44%. Y en el mismo sentido, una familia que gana 500 mil pesos, diez veces más, termina tributando por todos los conceptos la suma de 113.550 pesos (22,71%).
Es claro que la familia que obtuvo ingresos por 500 mil pesos tributa más que la que obtuvo por 50 mil; pero en proporción a los ingresos de cada una, las clases bajas pagan 10 puntos porcentuales más de impuestos.
Los datos evaluados y desglosados por el ISEPCi corresponden a la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) y a la Dirección Nacional de Investigación y Análisis Fiscal. La investigación fue publicada el miércoles 9 de noviembre.
Al revés que en Europa
En el informe se explican los motivos por los que se genera este sistema desvirtuado de impuestos en la Argentina. La causa principal es que se grava más al consumo de bienes y servicios que a la ganancia y la riqueza.
“Una medición de la OCDE (base año 2018) muestra que los cinco países europeos con mayor carga impositiva en relación a su PBI, tienen impuestos al consumo de bienes y servicios que promedian el 37,5% de la recaudación fiscal, correspondiendo el resto a impuestos a ganancias y riqueza. En Argentina la situación es inversa; la participación de impuestos a bienes y servicios asciende al 66%, incluyendo alrededor del 40% correspondiente al IVA”, remarca el documento.
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En ese contexto, claramente una familia de escasos recursos destinará la mayor parte de sus ingresos al consumo de alimento, bienes y otros servicios indispensables para sobrevivir. Y por esa situación terminará pagando más impuestos al consumo.
En cambio, una familia adinerada gasta menos dinero en consumo y se le cobra menos impuestos que en Europa a la riqueza, por lo tanto, el porcentual que tributa es más bajo.
En este punto se identifica al IVA (Impuesto al Valor Agregado) como el más nocivo de los tributos ya que grava con 21% a casi todos los alimentos. Acá paga el mismo porcentaje una familia que vive de un plan social de 33 mil pesos que una familia de empresarios que obtiene cuatro millones al mes.
La que gana 33 mil pesos lo más probable es que destine el 90% a comprar alimentos mientras que la otra no destinará ni el 10%. El informe explica que “este resultado debe calificarse como previsto, considerando la estructura regresiva de sistema tributario argentino basada en impuestos aplicados al consumo”.
Se pone en evidencia “un esquema donde los pobres, trabajadores o beneficiarios de planes sociales son, en forma paradójica, también sostenedores de la asistencia social”. Al respecto de esto, Ruben Ciani, uno de los autores, declaró en FM Universidad 89.7 que en el presupuesto 2023 los planes de asistencia social representan sólo el 0,9% de total del gasto; mientras que los servicios de la deuda externa alcanzan 2%. Y agregó: “Al final, los planeros devuelven 30% de su beneficio con impuestos. O sea que al Estado le costará el 0,6% del presupuesto 2023”.
Datos utilizados
Para el cálculo de la presión impositiva estimada de las familias se distinguen dos conjuntos impuestos: Impuestos a los Bienes y Servicios (IBS) e incluye IVA, ITC, Ingresos Brutos, etc., tanto en el orden nacional como provincial. Esta categoría impositiva se aplica a los gastos en bienes y servicios de las familias, bajo el supuesto de transferencia plena al precio de esos bienes y servicios.
El segundo corresponde a los Impuestos sobre Ganancias y Riqueza de las familias (esencialmente el impuesto a las Ganancias). En este caso, se calcula un monto estimado de pago de ganancias (EG) por estrato, que resulta de aplicar el promedio de las alícuotas impositivas a la base imponible de ganancias en cada estrato.
El economista Ciani señaló que “cuando más dinero destino a bienes y servicios voy a estar pagando más impuestos, porque la proporción de impuestos sobre los bienes es mayor”.
“Si compro un alimento estoy pagando 21 de IVA, se agrega impuesto a los combustibles y otros que van cayendo en cascada en el producto”, dijo.
En Argentina el impuesto que más recaudación genera para el Estado es el IVA, conocido por ser un “impuesto a los pobres”, debido a que no tienen posibilidades de ahorrar, mucho menos de invertir, entonces casi todo el dinero que obtienen en una familia pobre es destinado al consumo de bienes y servicios.