Desgraciadamente, hay familias que están llenas de odio, resentimiento, venganza, ira y abuso físico y psicológico. Sin embargo, no estás obligado en nombre de los lazos familiares a soportarlo. Estás obligado a honrar sólo los lazos de amor y si lo miras bien, ni siquiera eso es una obligación.
Un lazo de amor nos une de una forma extraordinaria y sin necesidad de sacrificio. No lo podemos deshacer porque lo que nos une es la más alta vibración y no la exigencia.
En muchas ocasiones no puedes cerrar ciclos por miedo a romper estos lazos de obligación que se te han impuesto. No olvides que la venganza, el odio y la ira también crean lazos energéticos, pues el átomo no distingue entre lazos favorables y desfavorables. Ambos tienen efectos en nuestra vida porque toda energía establece ataduras. Algunas son maravillosas, pero otras definitivamente no. Eso depende por entero de la frecuencia en la que vibramos al establecerlas.
Puedes cambiar esas ataduras mediante tu observación en el campo cuántico. Empezar a observar libertad, armonía y paz, y al llegar el momento de cerrar ciclos, hacerlo siempre desde el amor y no desde el resentimiento. Es cierto que existen casos en los que estos lazos energéticos son tan fuertes que se hace necesario tomar medidas extremas para romperlos, pero aun así puedes hacerlo desde el perdón.
Se pueden cerrar ciclos en forma urgente desde el amor. Lo más importante es que te permitas cerrarlos al cortar los lazos del apego que te paralizan.
Otra de las consecuencias de no cerrar ciclos es que esa inacción es una gran generadora de engaños, mentiras y deslealtades.
El miedo a salir de tu zona de confort crea situaciones en las que abunda la deshonestidad.
Esto aplica para las relaciones entre jefes y empleados, padres e hijos, familiares, parejas o amantes.
En todas ellas, tú eres el más perjudicado, porque te estás traicionando. La mayor deslealtad es hacia ti mismo. Procura siempre serte leal, auténtico y sincero, aunque eso te saque de la zona de confort. Por tu propio bien, no generes engaños, ya que te roban la paz.
Siempre obran en tu contra, porque al observarlos constantemente en el campo de las infinitas posibilidades, los haces venir a ti una y otra vez. Todas las mentiras que expreses regresarán a ti, creando odio y resentimiento. Además, con ellas creas en el otro una gran pérdida de fe y una gran desconfianza.
Todo regresa a ti: falsedades, calumnias, injurias y críticas.