Después de un comienzo de año tan dramático a partir de la histórica sequía, los números de producción para el cierre de este 2022 en el sector yerbatero “son muy interesantes, que nadie esperaba y que se coronan con una reducción del ingreso de canchada importada que tanto dolor de cabeza nos dio el año pasado”, dijo a PRIMERA EDICIÓN uno de los directores por el sector productivo del INYM, Marcelo Hacklander.
“El freno que pudimos poner al ingreso de la canchada importada es un detalle no menor para el balance del año, el cual nos muestra que en 2021 entraron alrededor de 25 millones de kilos de canchada importada, pero este año las cifras se redujeron a casi 16 millones de kilos, es decir cerca de un 40% menos. Es un número importante y todo es gracias al control de calidad que venimos haciendo sobre el producto”, amplió Hacklander.
Y aseguró: “De todo esto se realizó el seguimiento y el control carga por carga, de alrededor de 750 camiones con yerba mate canchada que entraron este año a la Argentina, las cuáles fueron muestreados y enviadas al laboratorio para tener los resultados y actuar en consecuencia”.
“Este tema para nosotros el año pasado fue un dolor de cabeza bastante importante y por suerte en este 2022 lo pudimos controlar; de hecho, a partir del mes de octubre no entró ni un kilo más. Hubo un par de vivos, que quisieron ingresarla usando otras modalidades, como por ejemplo querer hacerla pasar como yerba molida para tereré, cuando en realidad se trataba de canchada. Les descubrimos la operatoria y actuamos en consecuencia: mandamos a hacer los análisis porque presentíamos esa modalidad y los resultados nos mostraron que estábamos en lo cierto”, insistió.
“Ahora, tanto AFIP como Rentas de la provincia y el Senasa deberán hacer la tarea que corresponde desde el lado de los controles impositivos y de salubridad”, añadió Hacklander.
A decir del dirigente y productor, en ruta se hicieron decomisos y lo mismo en algunos molinos. Todo lo incautado se dejó inutilizado.
“Inclusive palito que estaba siendo guardado eran algunos secaderos y otros que estaban en transporte, ilegalmente, se aproximaron a los 7 mil kilos además de el control en paquetes, que se llegó a decomisar alrededor de 5 mil kilos hallados sin estampillas en los comercios encontrados en Misiones, Corrientes, Chaco y Buenos Aires”, amplió.
“Seguimos trabajando para controlar la calidad del producto, por esa razón el INYM cerró un acuerdo en ese sentido para el trabajo conjunto con la oficina nacional de Defensa del Consumidor para contar con la ayuda en el control en las demás provincias del país”, sostuvo.
“Con la declaración jurada que implementamos el año pasado, con el caso del palito, en los secaderos el año pasado se descartaron 7 millones de kilos de palitos y este año disminuyó a cinco millones de kilos, por la resolución del palo en planchada, que es de 12 milímetros como máximo”.
Durante la interzafra, el Instituto Nacional de la Yerba Mate también se dedicó a trabajar fuertemente en los controles para que se cumplan las normativas. “En todo el año se fue trabajando en conjunto con la Policía, AFIP, Ministerio de Salud (control bromatológicos) y Gendarmería, especialmente en la capacitación para que en los puestos de control los uniformados sepan qué documentación requerir a la gente que está transportando yerba mate verde o canchada, para saber si están en condiciones de ser transportada en el ámbito de la provincia y llevada de un punto a otro”.
“Un año muy interesante”
A lo largo de la charla, Hacklander analizó también otros números de su sector en cuanto a producción misionera: “Se pensó que lo que íbamos a poder mostrar a fin de año iba a ser muchísimo menos de lo que tuvimos, ya que el año pasado, que fue un año récord, de enero a septiembre se cosecharon 850 millones de kilos y este año llegamos a la cifra de 810 millones de kilos, es decir acumulamos dos años seguidos de superar las zafras anteriores que no pasaban de los 790 millones de kilos”, celebró.
No obstante, si no hay trabajo a destajo, los buenos números de ahora pueden ser un tropiezo ante un posible sobrestock en 2023.
“Con miras a que no haya excedente que perjudique los precios para el período 2023, venimos trabajando y pensando el tema desde que comenzó nuestra zafra gruesa, entre mayo, junio, julio, agosto y septiembre. Hubo valores muy importante, pero las tareas de control sirvieron para descartar palito y eso ayudó a que el stock esté de algunas manera bajo control para tener un año tranquilo”, explicó al respecto Hacklander.