“Marina era una chica que le gustaba trabajar y tener su casa limpia, soñaba a los 19 años con ayudar a su hermana a que cumpla 15 y lo festeje con un vestido azul. Pero no pudo llegar a nada de eso. Ahora cuando mi nieta cumpla esa edad voy a intentar hacerlo, si Dios me da vida lo lograré”.
“Queríamos escuchar por qué mataron a Marina. Si las pruebas dijeron que fue (Franco) Ramos estoy conforme, sobre los demás (Portal y Da Silva) no sospechaba tampoco, no sabía nada. De todas maneras el fallo del Tribunal me deja conforme, para mí se hizo justicia”.
Las dos frases corresponden a María Cristina Da Silva, la madre de Marina, la joven que fue masacrada a golpes en la cabeza también en vísperas de Navidad pero de 2013 y arrojada a un pozo de agua en un pozo abandonado de Nemesio Parma.
María Cristina escuchó ayer las tres horas de alegatos del fiscal Vladimir Glinka y de los abogados defensores de los tres acusados: Franco Jesús Ramos, Juan Ángel Portal y Alejandro Daniel Da Silva.
En silencio, nerviosa y llorando con un retazo de servilleta de papel en la mano, enfrentó el veredicto de los camaristas César Antonio Yaya, Guillermo Augusto Busse y Viviana Gladis Cukla.
Por unanimidad decidieron absolver a “Juancho” Portal y a “Pili” Da Silva, acusados al igual que Ramos por el delito de “homicidio calificado premeditado por la participación de tres o más personas” (artículo 80, inciso 6).
En este punto fueron coincidentes con el alegato fiscal. La disidencia se marcó en el caso de Ramos, a quienes Yaya y Busse hallaron culpable de “femicidio” (artículo 80, incisos 1 del Código Penal Argentino) y sentenciaron a la pena máxima de la Justicia argentina: prisión perpetua.
La jueza (subrogante en este debate) Viviana Cukla votó por la nulidad de la acusación a Ramos por “afectación al principio de congruencia y derecho de defensa en juicio”. Los fundamentos serán presentados el 1 de febrero de 2023.
Durante poco más de una hora, el fiscal Glinka desplegó su versión sobre lo sucedido hace nueve años. Remarcó que se trató de un complejo expediente con 120 testigos de los cuales 37 atravesaron las dos semanas de debate oral en la sala de audiencias del Tribunal Penal 2 de calle San Martín casi 25 de Mayo en el centro posadeño.
Describió a Marina Da Silva como una joven cuyo único recurso que tenía ante cada pelea o discusión con su pareja Franco Ramos era “la huida, escapar era su única salida”.
“Pero el 20 de diciembre de 2013 decidió confirmarle a Ramos que se iba a ir, que quería romper el vínculo e iría a vivir con Portal. Esto desató una tremenda discusión e incluyó a la madre y hermana de Ramos, quienes tiraron a la letrina la ropa de Marina, la maltrataron y ella quedó angustiada porque no tenía recursos para irse con facilidad”.
Glinka sostuvo que esa noche lo intentó igual, buscó escapar y le pidió a un amigo que la llevara en motocicleta, pero que igual la joven no logró irse sin apenas alejarse y retornar con Franco Ramos.
Al día siguiente, pasado el mediodía un testigo señaló haber visto a Marina Da Silva y Ramos ingresar al trillo de campo que conducía a la zona del pozo donde fue hallada diez días después sin vida. Esa persona, para el análisis del fiscal fue la última en verla con vida.
“Ramos tenía un plan y atacó con dos golpes en el cráneo a Marina para matarla”, agregó Glinka pero agregó que parte de su planificación contenía el cumpleaños de “Juancho” Portal como coartada.
“Sabía que se iba a realizar una fiesta de cumpleaños en la olería de Cabral (donde trabajaban los tres acusados) y que había un pozo a escasos metros (…) La ató como a un animal para tirarla al pozo pero para eso necesitó del cable prolongador que la madre de Marina les regaló para que tuvieran un ventilador en la vivienda que compartían. Volvió a buscar ese cable a su casa y la ató al bolso del equipo de música que tenían al que le metió una piedra para que no flotara rápido”.
“En la carta que escribió estando preso a dos amigos para pedirle que declararan lo admite, que necesitaba que dijeran que ese cable estaba en la olería siempre, que si no decía eso no iba a poder salir”. Descartó detalles que Ramos desplegó en el primer día de debate. “Mintió toda su declaración, dijo que fue a jugar al fútbol esa tarde y no lo hizo”.
Sin acusar
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El fiscal admitió que en el expediente y en el debate no surgieron evidencias o pruebas que acrediten la participación de Juan Portal en el crimen. Pero aclaró: “Él supo que Ramos mató a Marina y también se asumió como el amante de la víctima (…) Por eso volvió a la casa de su esposa (barrio San Miguel) y no pudo festejar su cumpleaños aunque tenía todo armado para hacerlo en la olería. Por eso inventó la historia que esa misma noche luego de ir a la casa de su pareja fue al casino”.
En cuanto a “Pili” Da Silva, quien además de olero era cuidador del CAPS de Parma, tampoco pudo endilgarle participación y solicitó su absolución.
Tras el cambio de acusación de Glinka, fueron los abogados Miguel Ángel Cassettai y Cristian Leites quienes intentaron torcer el destino ya que el único que enfrentaba una condena posible de prisión perpetua era su defendido, Franco Ramos.
Insistieron en que no se acreditó la participación del encartado, “ni pruebas, ni indicios fácticos de que Ramos haya planificado el crimen” y pidieron la absolución.
Los alegatos de los defensores restantes fueron intervenciones breves, ya que la acusación había sido retirada minutos antes.
“Fue el debate más intenso y duro”
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El fiscal del Tribunal Penal 2, Vladimir Glinka, dialogó con PRIMERA EDICIÓN tras la sentencia y destacó sensaciones pero a la vez resaltó el valor que representa que el femicidio de Marina Da Silva no haya quedado impune, aunque pasaran nueve años y las instancias de debate las calificara como “duras e intensas”.
“Estoy conforme, cada vez que se hace justicia me siento conforme, eso vinimos a buscar”.
De manera más breve, pero en el mismo carril que desplegó en su alegato horas antes, defendió como herramienta para el esclarecimiento de un caso la oralidad del juicio: “La dinámica del debate oral tiene una gran ventaja que es la de enfrentar a un testigo y que pueda aportar todo lo que sabe, la versión que más se condice con la verdad”
“Fueron más de 120 testimonios escritos que hubo que analizar más de una vez, la frialdad del papel hace difícil reconstruir el hecho, sobre todo porque a veces la reconstrucción termina siendo anacrónica porque los testigos más importantes te aparecen en el segundo año de instrucción de un expediente”
“Con la oralidad es más fácil pero principalmente es más justo. En este caso no creo que haya ocurrido un cambio en lo sucedido. El control de la prueba estuvo en igualdad para todas las partes, no ocurrió un cambio sino que surgieron las pruebas durante el debate”.
Reflexionó también sobre el fallo y su rol directo en la administración del servicio de justicia: “Tengo un compromiso con esa sensación de justicia, me gusta sentir que lo logro, que un delito tan feo como este encuentra un responsable, que no es cualquier responsable es él responsable. Me lleva a sentir satisfacción por mi tarea y gratifica que no haya quedado impune”.
“Fue el debate más duro de este año para este tribunal, ocho largas jornadas, mucha carga emotiva en los testimonios. El más intenso fue”.