Estos últimos años han sido poco fáciles para todos, llenos de altibajos que nos han hecho reflexionar en muchos aspectos, apreciar y valorar aún más todo aquello que tenemos y abrazar a nuestro planeta a partir de acciones más conscientes y responsables.
Nos replanteamos nuestro papel como consumidores atreviéndonos a ver quién está a nuestro lado, en nuestra misma ciudad y valorar el talento tan grande que existe. Podemos ver así el espíritu de muchos emprendedores que trabajan con opciones responsables, conscientes, artesanales y amigables. También observamos la facilidad con que podemos comprar a través de un simple clic o un mensaje en Instagram o Whatsapp, apoyando de esta manera a un emprendedor. Un acto tan sencillo nos devuelve la fe en medio de la tormenta que la última pandemia nos dejó.
Llegó la Navidad , una época donde la magia se siente y el compartir se respira; una época que en medio de lo vivido estos últimos años nos hace pensar en lo importante que es el apoyarnos los unos a los otros. Al ayudar al emprendedor local, la economía poco a poco retoma su curso. Antes que comprar en grandes negocios o franquicias extranjeras, ¿por qué no mirar el espíritu emprendedor y apoyar al comercio local, o a nuestras pequeñas y medianas empresas?
Si de algo estoy segura es de que nuestra tierra misionera es una tierra de emprendedores, y en cada sector podremos encontrar formas de apoyar y contribuir a la economía local.
Quizás no te has dado cuenta, pero cada emprendedor realiza un acto de fe al momento de emprender. Apoyarlos significa darles la esperanza de seguir construyendo, aun en tiempos difíciles. Algo que impresionó demasiado en la reciente pandemia fue observar el espíritu emprendedor que surgía en tanta gente.
En medio de toda esa situación las personas no se quedaron quietas. Por el contrario, dejaron atrás miedos, incertidumbres y temores para atreverse a emprender en búsqueda de nuevas oportunidades. Por primera vez en mucho tiempo tenían el tiempo suficiente para hacer realidad un sueño pendiente.

Surgieron nuevos pasatiempos que se fueron convirtiendo en un proyecto de vida. Evidenciamos así que la esperanza es lo último que se pierde. El emprender, y más aun en esta época, es un ejemplo de ello.
Miremos por un rato nuestras redes sociales y observemos los nuevos emprendimientos y marcas que podemos encontrar. Si nuestro amigo o alguien de la familia emprendió, intentemos apoyarlo y creamos en ellos, en su entrega, pasión y compromiso, y en la calidad de sus productos. Que en esta Navidad nuestros obsequios tengan una propuesta diferente que no sea masiva, y que realmente esté pensada en sorprender.
Los emprendedores y marcas locales, al ser más pequeños son más conscientes de su impacto, de la necesidad de un cambio al consumir, porque están viendo más de cerca las necesidades existentes y tienen mayor contacto con el mercado en general. Crean propuestas eco amigables y diversas alternativas al momento de buscar sus materias primas, contribuyendo con la disminución de su impacto ambiental.
Muchos de nuestros familiares y amigos aún no se atreven a ver lo local, o no conocen muchas de estas marcas. Obsequiar algo elaborado localmente es también dar la oportunidad de que otras personas conozcan estas marcas, su calidad y la pasión que existe detrás.
Debemos perder el miedo de comprar a emprendedores e invitar a apoyar el comercio local, un simple acto que incentiva la economía local y hace que el dinero circule internamente en favor de nuestra ciudad y sus comercios. No dudemos en recomendar, pasar la voz y si nos es posible comprar, utilizar nuestras redes sociales para incentivar el apoyo a lo local. Hoy más que nunca “la unión hace la fuerza”.