Cada semana comienza, cada semana termina. Cada mes, año, cada ciclo. Ciclos dentro de ciclos marcan el ritmo de la vida en pequeños instantes unos dentro de otros sumados van marcando nuestra existencia hasta el final.
Final que es marcado por un cierre de vida de año de mes de semana de día. Cada día nuestro puede ser un año para la hormiga, cada año nuestro puede ser un instante en el cosmos y nosotros seguiremos evolucionando al ritmo de un ciclo mayor. Ciclo marcado desde el comienzo de los tiempos por una forma, quizás misterioso para nosotros pero no por ello inexistente.
Solo nos resta ante tal magnitud de misterio vivir, vivir desde el más alto nivel de conciencia buscando siempre lo más elevado.
Buscando sumar al todo, del cual formamos parte sin darnos cuenta de su dimensión.
Y así nuevamente al llegar a este cierre de año: Bendice, bendice y rescata las vivencias que te llevaron a otro nivel. Otro nivel de amor otro nivel de comprensión otro nivel de expansión.
Bendice y ¡sigue!
Sigue adelante confiando en la vida que siempre se cuida a si misma porque ese es su destino, evolucionar y cuidar a cada uno de sus átomos, partículas, moléculas ordenadas en sistemas en personas, en familias, comunidades, en una sinfonía sin fin hasta el final de los tiempos. Todos vivimos y giramos dentro de un sistema mayor. ¡Todos!
Busca siempre unir y dar amor en la espiral de la conciencia. Todo vuelve a su lugar de origen.
Que sea este un fin de año de reflexión que nos permita un punto de partida para algo mejor.
Siempre al servicio de la vida.