La provincia está llena de emprendedores y visionarios que en silencio apuestan por novedosos emprendimientos.
Eso fue lo que pasó hace 14 años cuando la familia Manzur de Posadas decidió hacer un esfuerzo y comprarle a sus patrones las máquinas para elaborar cucuruchos dulces artesanales y abastecer a la que, según ellos, es una de las provincias “más heladeras”.
Anteriormente, Víctor Manzur ya trabajaba en una fábrica, por lo que conocía el oficio y cómo manipular las planchetas para continuar la elaboración de los cucuruchos dulces artesanales.
“Yo empecé con la elaboración de cucuruchos a los 16 años en una empresa que se llamaba Durán Distribuciones, donde hacíamos todo lo que sea materia prima para heladerías y confiterías de Posadas y el interior de la provincia”, confesó Víctor en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
Luego de trabajar ahí por mucho tiempo, una familia posadeña que tenía las planchas de elaboración de cucuruchos contactó a Víctor, por lo que continuó con ese oficio.
“Trabajé con esa familia hasta que ellos dejaron el rubro del cucurucho y me ofrecieron a mí continuar. Ahí, gracias a mi familia y mi señora, que pudo conseguir un préstamo, compramos las planchas que, por supuesto, venían con toda la clientela”, detalló Víctor.
Así fue como se gestó Cucuruchos “Franquito”, un nombre elegido en honor al primer hijo de la familia Manzur.
“Primero comenzamos en un espacio atrás de nuestra casa familiar en el barrio Santa Helena de Garupá. Ahí vendíamos esporádicamente a algunas heladerías. Mi señora y mi hijo me ayudaban a empaquetar; pero después fuimos creciendo y decidimos alquilar un localcito cerca del centro, hace cuatro o cinco años, para hacer más práctica la venta porque desde nuestra casa era muy difícil el traslado de los cucuruchos”, indicó.
También, con el nuevo local vino la contratación de dos personas que trabajan ahí en horario comercial para abastecer la demanda de Posadas y del interior que, según Víctor, “es muy buena”.
Es así que lo que en su momento comenzó como un emprendimiento familiar, hoy abastece de cucuruchos dulces a las principales heladerías que tienen sede en la provincia.
“Gracias a Dios acá se toma mucho helado y no tengo por el momento competencia acá en Posadas”, afirmó entre risas Víctor. Algo que también sucede en otras provincias de la región como Formosa y Chaco, donde al igual que Misiones, hace calor una buena parte del año.
“Ya me estuvieron llamando de esas provincias pero todavía no cuento con un móvil para poder trasladar los productos”, afirmó. Si bien tienen clientes en localidades como Apóstoles, Montecarlo, Oberá y ciudades correntinas de Santo Tomé e Ituzaingó, son clientes que vienen a Posadas a buscar los cucuruchos.
No obstante, como la empresa está creciendo a pasos agigantados, Víctor contó que tiene el proyecto de expandirse; un objetivo por el cual deberá dedicarse tiempo completo.
“Por el momento estoy manteniendo mi clientela de Posadas y lugares cercanos que vienen a buscar, pero está la idea de expandirnos”, confesó.
Dinámica de elaboración
En un día laboral entero, según Víctor, se puede llegar a producir hasta 800 cucuruchos, es decir un promedio de 140 por hora.
“Antes, en una jornada de ocho horas yo podía hacer hasta mil cucuruchos por día. Pero siempre dependiendo el modelo, ya que hay algunos que se pueden hacer rápido y otros no”, especificó.
Depende de la heladería, algunas piden a Víctor 200 cucuruchos por día, otras 600 para toda la semana, e incluso pequeñas heladerías barriales que solicitan 100 o 50 cucuruchos para toda la semana.
Para llegar a esa cantidad, y teniendo en cuenta el calor que hace en esta época, “conviene comenzar a la mañana temprano, cerca de las 5 ó 6, porque al mediodía y a la siesta resulta sofocante el calor, ya que trabajamos con elementos calientes”, aclaró.
“Tengo muchos modelos de conos, por lo que la gente me solicita diferentes diámetros y nosotros hacemos el modelo que ellos quieran”, indicó. A su vez, además de los cucuruchos para helados, en el local también fabrican cubanitos y obleas a pedido.
La ilusión de expandirse
Si bien la empresa está abocada específicamente a la producción de cucuruchos artesanales y dulces, Víctor explicó que también hay mucha demanda de cucuruchos elaborados a base de pasta. Por eso, “la idea mía es en algún momento poder comprar esa máquina y vender ese tipo de cucurucho, ya que tiene mucha demanda por ser más barato”. Más barato, a su vez, porque no lleva todos los ingredientes que sí llevan los cucuruchos artesanales dulces, como por ejemplo: harina, aceite, azúcar blanca y negra, esencia de vainilla.
Por otra parte, la idea de Víctor es comenzar a elaborar cucuruchos sin gluten, apto para celíacos: algo que las heladerías están solicitando mucho. “La idea está, pero hay que saber que para hacer cucuruchos sin TACC debo comprar una plancheta aparte, no puedo utilizar la misma. A su vez, para eso tengo que poner a trabajar a otra persona, con otros utensilios, hasta la batidora, porque eso después va a un laboratorio para que lo evalúen”, admitió.
Cabe destacar que para lograr que la fábrica continúe creciendo como lo está haciendo ahora, Víctor está recibiendo ayuda de una ONG que se encargó de difundir el proyecto, de gestionar microcréditos que vienen de Francia y de conseguir capacitaciones para que él pueda perfeccionar su gestión financiera. “Gracias a esos microcréditos pude comprar más planchetas y un extractor de aire por ejemplo, lo que mejoró mucho nuestra situación”, explicó.
Todo ese esfuerzo tiene sentido ya que, a pesar de las dificultades, el plan de Víctor sigue siendo ampliar el local y algún día llegar a vender todos los insumos que requieran las heladerías y confiterías: vasos térmicos, cucharitas, potes de telgopor de distintos tamaños para helados.
A su vez, la idea de expandirse tiene que ver con la sostenida demanda de cucuruchos en la provincia y con que la empresa algún día quede en manos de sus hijos y nietos. “Mi hijo Franquito ya es grande, pero aprendió desde chico a hacer los cucuruchos. La idea es que cuando me retire ellos sigan”, finalizó.