Entre tantas historias que pueden encontrarse en el día a día, afortunadamente algunas coinciden de manera tal que generan un nuevo comienzo para las personas y, en ocasiones, también para los animales.
Así fue el caso de Marcelo Cybek, quien luego de padecer uno de los dolores más profundos, decidió armarse de fuerza, valentía y compromiso para cumplir lo que su hija siempre quiso lograr en vida: rescatar a los animales desprotegidos y brindarles un hogar.
A través de las redes sociales Marcelo conoció la historia de “Tuki”, el perro que permanecía en el Hospital Madariaga a la espera de su dueño, quien había fallecido en ese lugar. Decidió comunicarse con este Diario para conseguir el contacto de la médica que tenía al animal en tránsito, porque un motivo muy especial motivaba sus ganas de adoptarlo.
Y es que Lara Agustina Cybek, su hija de tan solo 16 años, tuvo la desgracia de padecer una leucemia mieloide a fin del 2022, que tan rápido como fue detectada en su organismo, terminó con su vida en menos de un mes.
“Yo vivo en Virasoro y ella vivía en Alem con su mamá. Lara falleció el 23 de diciembre en el Madariaga. Fueron semanas muy intensas porque tuvo que someterse a todo tipo de estudios, la internaron y también estuvo en terapia. Tenía muchos proyectos, quería estudiar ingeniería agronómica, era una chica sana, llevaba una vida normal y amaba a los animales. Nosotros éramos muy compañeros, siempre nos visitábamos, ella era todo para mí; mi trabajo, mi esfuerzo, todo lo hacía pensando en ella”, expresó Marcelo.
Según su descripción, Lara desde pequeña fue amante de los animales y tuvo distintas mascotas, pero su debilidad principal eran los perros que viven en la calle.

“Siempre estaba atenta a acercarles un platito con agua o alimento. Colaborábamos también con un refugio y su mayor deseo era protegerlos”, recordó.
De hecho, las últimas charlas con su papá tuvieron esta particularidad: “Cuando estaba internada hablamos de qué le gustaría hacer cuando saliera, y lo único que ella me repetía era que adoptáramos a un perro, y que sea ‘al más vulnerable, al que nadie quiere, ya sea por su color o estar enfermo’. Ese es el perro que ella quería, para darle todo el cariño necesario”.
“Mi hija me condujo a Uma”
Cybek relató que la historia de “Tuki” lo conmovió de inmediato, porque el hecho de que haya estado en el Madariaga le recordaba a Lara, y además era un perro que necesitaba un hogar. Cuando se contactó con Gisela -quien le estaba dando tránsito- supo que ya estaba en proceso de adopción. Entonces, tras conocer la historia de Marcelo, fue ella quien lo derivó con Carolina, otra rescatista de animales.
A su vez, esta última persona se comunicó con Helena Humenny, quien rescató a Uma y a Lola, dos perras que eran maltratadas y estaban merodeando a la intemperie en el barrio Alta gracia. Luego de toda esta “red” de avisos, finalmente Marcelo comenzó las tratativas para adoptar a Uma.
“Tomé contacto con Helena y le aseguré que la perrita tendría los mejores cuidados porque así hubiese sido la voluntad de mi hija. Estaba decidido a ir a Posadas y concretar el proceso de adopción”, aclaró.

Un día para el recuerdo
Fue así que ayer por la mañana, ambos se encontraron en el IMuSA (Instituto Municipal de Sanidad Animal de Posadas), para hacer los papeles y buscar a Uma, que estaba alojada allí.
“Uma y Lola son dos perras que estaban eventualmente en un lugar donde no les daban de comer, las maltrataban y sólo las usaban para que den crías. Con una vecina les tirábamos alimento a través del muro para que puedan sostenerse. La situación era crítica, así que decidí hacer la denuncia”, comentó Humenny.
Destacó el rápido accionar y compromiso de los comisarios y del IMuSA, porque “todo se solucionó en un día: a la mañana me tomaron la declaración y a la tarde ya fueron a rescatar a las perras”, agregó.
Como si las coincidencias fuesen “adrede”, Marcelo relató que hace unos meses su hija le contó una situación similar con la que estaba lidiando en su barrio: “Dijo que los vecinos tenían varios perros en el patio, desatendidos y que lloraban todo el día. Ella les tiraba comida desde su casa y también tenía intenciones de hacer una denuncia por maltrato animal porque no lo toleraba”.
Compromiso latente
El hombre resaltó que apenas conoció el caso de Uma, sintió que era “la indicada”. En la mañana del jueves firmó los permisos de adopción responsable y se la entregaron totalmente recuperada: con un peso ideal, desparasitada, castrada y con diagnóstico negativo para leishmaniasis.
Lista para iniciar su nueva vida, la perrita partió hacia Virasoro donde la espera Gino, un border collie que era una de las mascotas de Lara en la casa de su papá.
Marcelo mencionó que tiene un patio amplio y todas las intenciones de brindarle la mejor vida posible a Uma, e incluso no descartó la posibilidad de, en unos meses, volver para adoptar también a Lola.
Pero sus anhelos van más allá del presente. Cybek dejó en claro que la valentía que demostró su hija durante la enfermedad es uno de los motivos por los que el duelo se hace más llevadero.
“Ahora traté de cumplir su deseo más reciente, pero en un futuro -cuando mis tiempos laborales me lo permitan- estoy decidido a abrir un hogar de tránsito y ayuda para animales en Virasoro, porque es lo que ella siempre quiso”, manifestó con emoción.