Cada 25 de enero se celebra el Día opuesto. Para aquellos que están en el concepto de diferentes líneas de tiempo, esta fecha sirve para reflexionar cómo sería el mundo si sucediera lo contrario de todo.
Su acontecimiento y desarrollo es legendario. Considerado un “curso de filosofía para niños”, el Opposite Day, como se lo conoce en inglés, se ha instalando en los corazones bromistas con el objetivo de crear una paradoja autorreferencial perfectamente comprensible.
El método de George Costanza de “hacer lo contrario” es uno de los antecedentes de la cultura a la que hacemos referencia este día. Costanza, al no encontrarle mucho sentido a su vida, decidió hacer lo contrario de lo que cotidianamente hacía y el resultado final es que pasa de ser estructurado y cascarrabias a ser una persona activa, sincera y honesta.
La efeméride se popularizó, no obstante, a partir de un episodio de la serie de dibujos animados “Bob Esponja”, que se llama precisamente “Opposite Day”, y donde Calamardo instaura una festividad que implica que uno tiene que hacer lo contrario de lo que normalmente hace.
En la realidad, es el día en que -sobre todo los más pequeños- se regocijan en decir lo contrario de lo que quieren decir: ¡Me encantaría lavar los platos! ¡El brócoli es mi comida favorita!
No importa si se usa el Día Opuesto para generar productividad en lugares de trabajo con una logística filosófica, o para crear mejores hábitos que ayuden a buscar una mejor versión de sí mismo, la historia del Opposite Day es de picardía, humor y profundos cambios.
Fuente: Quediaes y What Today