Fue elevada a juicio la causa por la muerte de Rafael Olivera (75) durante un supuesto “ritual de limpieza” y donde fue detenida y acusada una mujer de 50 años. La víctima tenía golpes en la cabeza y fue sometida a un gran sufrimiento en vida, como ser un clavo incrustado en una de sus muñecas y gran cantidad de jabón en polvo en las vías respiratorias que se cree fueron introducidos a la fuerza, según las fuentes.
El hecho, que conmovió a gran parte de la sociedad local, fue perpetrado entre la noche del sábado 14 y la madrugada del domingo 15 de agosto de 2021, en el barrio Henter de Montecarlo, más precisamente en la vivienda del hombre, quien residía solo en el lugar.
El juez de Instrucción de Puerto Rico, Leonardo Manuel Balanda Gómez, tras la requisitoria del fiscal Héctor Simon para que el caso sea elevado a juicio, firmó en las últimas horas la resolución, que ingresó al Tribunal Penal 1 de Posadas.
En cuanto a la calificación, se supo que tras el análisis del Ministerio Público el delito por el cual la imputada será juzgada sumó agravantes, ya que de ser “homicidio simple” -carátula de la prisión preventiva- pasó a “homicidio agravado por el ensañamiento”, figura que prevé la prisión perpetua, siempre y cuando la sentencia sea condenatoria. La mujer se encuentra detenida tras descubrirse el hecho y como única sospechosa de cometer el crimen, supuestamente en un acto de “purificación de cuerpo y alma” en una especie de ritual que habría traspasado los límites.
Olivera fue encontrado sin vida en la mañana del domingo 15 de agosto de 2021 en su vivienda, cubierto de harina, tenía golpes en el rostro, mordeduras en el cuerpo y tenía un clavo semiincrustado en la muñeca izquierda, tal como consta en expediente. Estas lesiones le fueron provocadas en vida, según los peritos.
La autopsia luego reveló que el hombre, quien era jubilado, fue impregnado con jabón en polvo para lavar la ropa, cuya ingesta lo habría intoxicado, y esto, sumado a los golpes en la cabeza, le habrían provocado el paro cardiorrespiratorio, según informaron las autoridades en su momento.
Evidencias
Horas antes del hallazgo del cuerpo, testigos manifestaron que vieron ingresar y salir de la casa de la víctima a la sospechosa, a quien en su momento describieron como una mujer “conflictiva y violenta”. Al principio, la investigación giró como posible móvil del hecho el “robo en modalidad viuda negra”, después al presunto intento de abuso sexual y que la sospechosa se defendió, hasta llegar a la teoría más firme, que sería la del acto de “purificación” en una especie de ritual.
Salvo la del robo, nada fue descartado por los investigadores y el magistrado, aunque estas hipótesis perdieron fuerzas con el correr de los meses. Varios testigos la nombraron como una mujer que supuestamente hacía ese tipo de “trabajos” y que además era muy cercana al jubilado asesinado. Al momento de ser detenida, horas después de hallar el cuerpo de Olivera, la acusada prefirió no responder preguntas y habría optado por el silencio durante toda la instrucción.
Tiempo después le rechazaron el pedido de excarcelación, ya que el magistrado entendió que su libertad podría entorpecer la investigación.
Tampoco se determinó si participó alguna otra persona en el hecho. También confirmaron en su momento que no se llevaron nada de la vivienda por lo que el robo quedó descartado, aunque en las primeras horas posteriores a que se conociera la muerte de Olivera, un familiar habría manifestado que el hombre solía tener dinero guardado. Esto nunca se comprobó.