Se trata del movimiento de educación no formal y voluntariado que con el pasar de los años continúa vigente y sigue sumando jóvenes a lo largo del país y también de la provincia.
“Actualmente a nivel nacional somos alrededor de 75 mil miembros con un rango etario de entre 5 y 21 años, además de los adultos coordinadores; y a escala mundial somos más de 50 millones de Scouts trabajando”, contó a PRIMERA EDICIÓN Manuela Romero, subjefa y educadora de la rama Caminante del movimiento Scout de Itaembé Guazú.
Como el grupo se amplió, dijo que los encuentros de patio se llevan adelante en un espacio que brinda la iglesia Cura Brochero ubicada en el barrio Cruz del Sur, y que al menos el año pasado iniciaron con alrededor de 100 jóvenes, y finalizaron con 60 integrantes en general.
“Lo que nos llamó la atención fue la importante presencia de adolescentes, ya que es una edad en la que por ahí quisieran estar haciendo otra actividad un sábado, pero ellos preferían estar con el grupo construyendo y aprendiendo”, destacó.
La educadora mencionó que “prevalece un 50% y 50% de varones y mujeres” y que hay mayor demanda de pequeños de entre 7 y 11 años para integrar la rama conocida como Lobatos y Lobeznas.
Manuela Romero resaltó el método educativo horizontal que caracteriza a este movimiento: “Los chicos aprenden haciendo, jugando, se integran con sus pares. Aprenden a ser autosuficientes y de acuerdo a la rama a la que pertenezcan -según la edad- se trabaja dentro de un marco simbólico específico”.
A su vez, aclaró que los adultos toman el rol de facilitador que acompaña el proceso de los jóvenes, pero no brindan una enseñanza lineal como sucede en el contexto de educación formal.
“El 90% de los jóvenes que vienen son de Itaembé Guazú, y los demás de zonas cercanas. Cualquiera que desee puede sumarse, no hay ninguna distinción”, aseguró Romero.
En este punto, mencionó que “toman en cuenta la enseñanza escolar y la que traen de sus hogares”, solamente que estos grupos tienen un modo de experimentar en terreno y con otras dinámicas.
“Faltan adultos coordinadores”
La educadora de la rama Caminante reconoció que hay demanda de jóvenes, pero no tantos adultos se comprometen a asumir el rol de facilitador: “Entendemos también que tienen sus responsabilidades, trabajan, tienen familia, y las reuniones de coordinadores no son solamente los sábados, a veces hay semanales. Quien quiera hacerlo puede consultar, porque no hace falta ser Scout o haber cumplido todas las instancias, no es un requisito”, describió.
Asimismo, destacó la colaboración constante de los padres y las familias de los jóvenes que forman parte del grupo de Itaembé Guazú. “Para ingresar solamente se abona una cuota anual que ronda los $2.000, y es el seguro del niño. Después durante el año, cuando surgen actividades todos se comprometen a hacer ventas de pastelitos, locro y otras cosas para recaudar fondos y cubrir gastos necesarios”.
Por último, enfatizó en la experiencia única y enriquecedora de alguna vez haber formado parte del movimiento Scout: “Se generan amistades para toda la vida y se trabaja mucho la solidaridad”, comentó Manuela Romero, quien también fue Scout en su infancia.