El joven acusado de asesinar a tiros a sus padres declaró y dijo “que al llegar a la casa de sus progenitores los encontró sin vida”. Fue ayer martes y en el marco del juicio oral y público que se le sigue por el hecho a Alejandro Daniel Kirschner (26).
La primera audiencia tuvo lugar en el Tribunal Penal de Eldorado, donde luego de escuchar el testimonio del imputado, comenzó la ronda testimonial, donde un familiar de las víctimas afirmó que “había conflicto entre el padre del sospechoso y su hijo”, indicó una fuente.
El debate, por el crimen de Hilario Kirschner (61) y Mirta Sachser (54), cometido entre la noche del sábado 21 y madrugada del domingo 22 de septiembre de 2019 en su vivienda de Comandante Andresito, continuará hoy miércoles con la declaración de otros seis testigos.
El citado Tribunal es presidido por el juez Atilio León, quien está secundado por los camaristas Liliana Beatriz Komisarski y Oscar Aníbal Fava Gallardo.
Adicciones y peleas
Alejandro Kirschner fue convocado a indagatoria en tres ocasiones durante la investigación del crimen de sus padres. Solamente lo hizo una vez ante el juez instructor de la causa.
Ayer fue la segunda oportunidad en la que decidió declarar y prácticamente no modificó sus anteriores dichos.
Afirmó entre otras cuestiones, que “ese día salió de la vivienda de sus padres y al regresar le llamó la atención que las luces de adentro estaban aún prendidas. Luego de entrar ingresó a la habitación de sus padres y los halló acostados. Cuando les tomó el pulso ninguno de los dos estaba con vida. Lo primero que hizo fue irse a la casa de un familiar (Alejandro Baier), donde avisó de lo sucedido y fue su pariente quien notificó a las autoridades policiales”.
En otra parte de su declaración el imputado admitió que “tuvo problemas de adicciones a sustancias estupefacientes como ser marihuana, cocaína y crack y que todo esto lo llevó a tener discusiones con sus progenitores, más que nada con su padre porque no le prestaba el automóvil y no era propicio a darle dinero. No obstante su madre lo ayudaba económicamente como podía y le conseguía las llaves del vehículo”.
“No obstante ello, estuvo internado en numerosas ocasiones para rehabilitarse, tanto en Rosario (Santa Fe), como en otros centros especializados de Misiones, pero que lamentablemente padecía de las denominadas recaídas y volvía a consumir”. Luego agregó que “tres meses antes del hecho comenzó a tener ataques de epilepsia y que los padece hasta la fecha”.
El colchón y el perro muerto
En cierto momento de su comparencia, el acusado dijo que él “observó cuando los forenses hacían las pruebas y que por el ángulo de sus pisadas en un colchón de la habitación (más precisamente donde estaba el cadáver de su padre) era imposible que desde allí hubieran salido los disparos. Que debería analizarse la trayectoria de los proyectiles y si éstos impactaron en el colchón, pero ahora esto no puede hacerse porque se quemó dicho elemento”.
Este objeto es clave, debido a que una de las evidencias más sólidas contra el imputado son los rastros encontrados en el colchón donde estaba el cuerpo de su padre, es decir pisadas que coincidieron con sus calzados. Por la posición de estas huellas los pesquisas presumen que el asesino se pudo parar encima y tras apuntar a la cabeza disparó. Pero pese a que el colchón fue quemado, los peritos fotografiaron toda la impronta.
Posteriormente, la fiscalía a cargo de Federico José Rodríguez, le consultó al imputado el porqué atropelló a uno de los perros de su padre, quien tenía seis canes (dos boxer, dos salchichas y dos criollos). El joven explicó que “fue accidental y que fue cuando salió de la vivienda, antes de descubrir el hecho“. Que fue allí cuando embistió a uno de los animales, un salchicha, que no llevaron a un veterinario porque él se llevó el único vehículo y que su madre seguramente le hizo curaciones.
Un médico veterinario de la policía explicó durante la instrucción de la causa que el perro agonizó hasta mucho después de descubierto el doble crimen, que no había forma de que se salvara por las lesiones que sufrió. Durante la jornada de ayer solamente declaró un testigo, Alejandro Baier.
Se trata del marido de la prima del imputado y a su vez sobrina de Mirta Sachser, una de las dos víctimas. El hombre confirmó que el último contacto que tuvo con el matrimonio asesinado fue ese sábado a las 20 y por teléfono, para que tanto Hilario como Mirta le confirmen que iban a ir a una fiesta de los jubilados que se hacía al otro día. Más tarde el acusado se presentó en su vivienda -la más cercana de un pariente al lugar- para avisarle que encontró a sus padres muertos y que él le dijo que se quede y de inmediato fue a avisar a la policía.
Al otro día de descubierto los cadáveres afirmó que fue a la vivienda de las víctimas y un policía le dijo que saque algunas cosas que estaban allí, como ser comidas que preparaba la mujer cuando fue asesinada.
También aseguró que un efectivo le dijo que queme el colchón. “Me arrepiento de haberlo hecho pero el policía me dijo que lo haga”, dijo el testigo.
Por último el hombre relató que tenía amistad con Hilario Kirschner, “una persona muy recta, cumplidora, colaboradora y solidaria, querida en la zona”. Agregó que “él a veces le hacía de chofer y que si bien la víctima tenía conflictos con el hijo, no le tenía temor”.
Durante la investigación se supo que el robo se descartó como móvil del hecho. La pareja se ganaba la vida como agricultores y según la fiscalía hasta ayer el hijo de las víctimas no supo justificar qué hizo entre las 20 del sábado 21 de septiembre de 2019 hasta que halló los cuerpos en las primeras horas del día siguiente.