Falleció el 16 de febrero de 1996 en Paraná (Entre Ríos) y fue sepultado, según fuera su voluntad, bajo un bello y añoso timbó que él había elegido en La Paz, su “ciudad paloma”, en la misma provincia.
Rubén Manuel Martínez Solís nació precisamente en La Paz el 29 de octubre de 1920. Su nombre, con el correr de los tiempos, quedó relegado a ser utilizado sólo para cuestiones formales, como el padrón electoral. A cambio, el nombre de aquél hombre “dotado de todas las virtudes de un gaucho cabal” de quien tomara prestado el seudónimo Linares Cardozo, se eternizó en el tiempo y en la magia de un acordeón melodioso, echando al aire el emplumado pájaro de la chamarrita.
El primer conjunto que grabó canciones de Linares Cardozo fue el cuarteto vocal santafesino Los Paranaseros. A partir de ahí, el cancionero entrerriano fue una constante referencia a las composiciones, espíritu y figura de este Rubén Manuel Martínez Solís, piedra angular del folclore local a pesar de que él no componía música y, por ejemplo, tuvo que encargar a un tal Señor Zapata la línea melódica de “Canción de cuna costera”, la primera canción entrerriana con repercusión a nivel nacional.
El poeta Linares Cardozo pintó el paisaje montielero como nadie; cantaba “y por dicha del destino tengo a mano un arroyuelo una lomada, un bajío donde calmar tanto sueño”. El Linares Cardozo cantor plasmó el canto de las aves entrerrianas. Y el Linares Cardozo músico le puso alas a su pago de La Paz y lo llamó “mi ciudad paloma”.
Padre de las chamarritas, el día de su nacimiento fue consagrado en su provincial natal Entre Ríos como el Día Provincial de dicha composición musical.