Nuevo sueño cumplido para un misionero en la Primera División del fútbol argentino. El último sábado, la ilusión de tantos años se transformó en realidad para Tomás Adoryán (21), el volante oriundo de San Pedro que finalmente debutó en la máxima categoría con la camiseta de Banfield.
El volante de la tierra colorada, que tuvo pasos por Guaraní y Crucero del Norte, pisó el verde césped del estadio Profesor José Fierro de Atlético Tucumán en el minuto 81 del partido que su club, El Taladro, perdió por 1-0. La derrota duele, claro, pero para el misionero, ese juego será inolvidable.
“Es difícil de explicar con palabras, fue como una película, una experiencia única, mucha emoción”, le contó ayer desde Buenos Aires a EL DEPORTIVO el player misionero, quien ahora aspira a sumar minutos y ganarse un lugar en el plantel profesional de Banfield. A darle con todo.
Tomy… ¿cuándo te enteraste que viajabas a Tucumán?
El martes anterior al partido me llamaron para que entrene con la Primera. Ese día hicimos fútbol y me fue bien, así que al otro día me volvieron a llamar. Hicimos reducido y también anduve bien. El jueves estaba calentando para iniciar la práctica con la Reserva y en eso viene uno de los asistentes de Javier Sanguinetti (DT de Banfield) y me dice que me vaya a entrenar con la Primera de nuevo. Cuando llegué, Sanguinetti me dice “¿te animás a jugar por la derecha?” Y le dije que sí, que no había problemas… hasta de arquero iba con tal de jugar (se ríe)… Y ahí me dice… “bueno, vas a viajar a Tucumán; si te toca entrar, tranquilo y hacé tu juego”… La verdad es que no lo podía creer, encima todavía teníamos que entrenar, quedé muy emocionado.
Decinos la verdad… desde ese día hasta el partido… ¿pudiste dormir de noche?
(Se ríe)… Muy poco, me costó muchísimo, mucha ansiedad. El viernes trabajamos definición y me fue bien. Y bueno, tenía la esperanza de poder entrar al menos unos minutos en el partido del sábado, aunque sea, diez segundos.
¿Cómo fue ese viaje? ¿Y la previa? ¿El vestuario?
El capitán Andrés Chávez y los referentes del plantel como Emanuel Insúa o Eric Remedi, que viene de jugar en Estados Unidos, me trataron muy bien y me ayudaron mucho. Eric hasta me regaló sus medias. Y al vestuario entré un poco tímido, pero ellos enseguida me incluyeron en el grupo.
¿Y el debut en Primera?
Entré en el minuto 81, no me olvido más, estaba en un cumpleaños (se ríe). Estábamos todos calentando… Sanguinetti ya había hecho dos cambios en el entretiempo y otros dos en el segundo tiempo, así que quedaba solo uno… Y ahí él mismo me llama… “¡Tomy! ¡Tomy!”. Y ahí me dije que ese era mi momento. Te pasan muchas cosas por la cabeza, es una sensación única, parecía como salido de una película, con el estadio lleno, los reflectores. Fue una experiencia única.
¿Qué te acordás de esos minutos?
Me acuerdo de todo. Antes de entrar, el profe me dijo… “entrá, tratá de agarrar todos los rebotes y en la que te queda, pateá al arco”. La primera pelota que toqué fue un pase de Insúa, que enganché y jugué al medio. La segunda fue parecida… y la tercera pateé al arco pero se fue un poco por arriba. Tanta emoción es difícil de explicar en palabras. Ahora ya quiero que haya otro partido y ser citado para volver a jugar, es algo único.
Este domingo van contra Boca… ¿te imaginás ahí?
Todavía no sé nada, pero sería un sueño jugar contra el “Pipa” Benedetto, contra Oscar Romero, todos referentes y con trayectoria. Ojalá Dios quiera, pero recién voy a saberlo el jueves o viernes.
Ya debutaste… ¿cuál es el objetivo ahora?
Ahora el objetivo es afianzarme en el plantel de Primera y tratar de sumar todos los minutos que pueda, esa es la idea.
¿Cómo se vivió el debut en San Pedro? ¿Qué te dijeron tus viejos?

Con mis viejos hablamos por mensaje esa noche, pero recién pude llamarlos al otro día. Estaban todos muy emocionados, mi mamá estaba llorando. Imaginate que me fui de mi casa cuando tenía 13 años… y tanto esfuerzo valió la pena. Y después los chicos del barrio Cristo, con los que teníamos un equipo, se juntaron a ver el partido en pantalla gigante. Una locura.
Cuánto esfuerzo y cuánta gente pasó en todo este proceso… ¿no?
Sí, sí, mucha gente. Por eso, dejame agradecer a todos los que me ayudaron, a mis viejos, mi familia, los chicos del barrio. Y especialmente a Ezequiel Da Silva, que desde que tengo 13 años me bancó y aconsejó, incluso me ayudó a llegar a Banfield. A los chicos de la Academia Nápoles de Posadas. También a Julio Juárez, mi representante; a Florencia, mi novia, a todo San Pedro. La lista es larga. Gracias a todos.
¿Te imaginás cómo va a ser el primer gol? ¿Ya tenés pensado el festejo?
Uhhhh… eso es un sueño… Y el festejo ya lo tengo más o menos pensado, voy a arrodillarme y levantar las manos al cielo para agradecerle a Dios por todo esto.