Soltar es hacer espacio en tu corazón, sacar todo aquello que cargamos y que obstaculiza nuestro caminar, nuestro crecimiento y nuestro estar en el presente. Todo aquello que no nos deja elevarnos espiritualmente para vibrar en Amor.
Liberar requiere un trabajo personal, de introspección, de ir hacia dentro y preguntarse cómo está mi corazón y qué es lo que no me deja avanzar.
¿Qué debemos soltar?
Pensamientos, miedos, culpas, juicios. También creencias que adquirimos en la infancia a través de nuestros padres, maestros, de la sociedad, de la televisión.
En el momento presente, ya como adultos podemos revisar nuestras creencias para determinar cuáles no nos son válidas y obstaculizan nuestro caminar. Debemos revisar, tomar conciencia de aquello que ya no nos sirve y soltar.
También preocupaciones por conflictos que, en muchas ocasiones, no están en nuestras manos solucionar o que no sabemos en ese momento cómo solventar. Debemos confiar en la vida, en que las respuestas y las soluciones llegan siempre en el momento preciso y se dan del mejor modo posible para todos.
Conviene en ocasiones entregar el proceso. Nada podemos hacer con el futuro incierto, sujeto a variables, con multitud de posibilidades, ¿por qué angustiarse, pues? Suelta, libera el presente de la preocupación.
En otros casos, los conflictos son de otros y sin embargo cargamos también con ellos (del hermano, la tía, la madre, el primo, etc.). Si está en tus manos ayudar hazlo, y si no es mejor tener presente que cada uno tiene su camino, sus propias dificultades y que es él/ella quien debe enfrentarlas. Por otro lado, nada podemos hacer por quien no está dispuesto a hacerlo por sí mismo. No podemos ayudar a quien no quiere ser ayudado.
Liberar todo aquello que no está en el momento presente: rencores del pasado, culpas, pensamientos destructivos hacia otros o hacia nosotros mismos. Guardar rencor, no perdonar, nos impide estar en paz. Perdonar y perdonarse hace espacio para que lleguen cosas buenas a nuestra vida; nos hace sentir que merecemos y nos permite acogerlas con gratitud.
El perdón no tiene que ver con el otro sino contigo. Es una decisión. Libera el pasado, suéltalo, déjalo ir, vacía la mochila. Viviendo en el pasado o en el futuro nos perdemos el presente.
Soltar los apegos, todo lo que nos ata: objetos, lugares, situaciones, circunstancias, personas. La vida es un continuo ir y venir, un tomar y soltar. Aferrarse detiene o dificulta el natural fluir de la vida.
Cuando deseamos que algo suceda de un modo y no sale nos frustramos. Deja que las cosas se den naturalmente, déjate sorprender. Quizás lo que deseas no es lo que precisas. Confía en su saber hacer.
Y ¿cómo soltar? Tomando la decisión de hacerlo, con la intención. Decide liberarte, hazlo por Amor y con Amor. Toma conciencia de todo lo que estás cargando, aquello a lo que te aferras, que ya no te sirve y entrégaselo a la vida para que sea transmutado en energía más positiva y creativa. Libera tu corazón.
Deshazte de todo cuanto te impide avanzar y ser feliz. Y siéntete en paz.
Felicidades para tu vida.