Comerciantes posadeños de diferentes rubros reportaron un cambio en el comportamiento de pago de sus clientes, quienes ya se diferencian más por elegir pagar con tarjetas o billeteras virtuales que con efectivo. De hecho, la percepción es que la elección de la forma de pago se revirtió de tal manera que, en la actualidad, cerca del 70% son con el uso de plásticos; contra un 30% de quienes todavía pueden hacerlo con billetes.
“Antes de la pandemia ya se notaba que estaba ocurriendo una fuerte transformación en ese sentido pero, luego de marzo de 2020, necesariamente hubo que transformar algunas costumbres que hoy en día están muy afianzadas”, dijo a PRIMERA EDICIÓN el propietario de carnicerías Hugo Metrechen quien confió: “Antes era totalmente al revés. La compra en efectivo superaba ampliamente a la realizada con crédito o débito”.
“Otra cosa que se viene profundizando hace varios meses es cómo el consumidor acomodó sus compras a los días que hay ofertas de los bancos y las promociones que podemos hacer nosotros. En los días de reintegro, por ejemplo, nosotros que trabajamos con el Ahora Canasta. Se nota cómo se largan a comprar, porque todo le suma y ayuda a llegar a fin de mes”, aseguró.
De acuerdo al análisis que brindó el empresario Carlos Dorazzi, consultado sobre lo mismo “en Misiones no hay más que dos tipos de consumidores bien marcados: quienes abonan sus compras con tarjeta para aprovechar las promociones de los bancos y quienes lo hacen en efectivo, que si bien son pocos, inclusive cada vez son los menos, hacen valer su plata exigiendo un mejor contado”, acotó.
“En nuestra provincia se están diferenciando de forma muy marcada dos tipos de compradores: aquellos que tienen tarjetas de créditos adheridos a los planes de descuento Ahora (Galicia, Macro, Nación) que les permite un estilo de consumo diferente a quien puede pagar en efectivo. Esto ocurre en sea el rubro que fuera”.
“Todos aquellos que tienen tarjetas de esos bancos esperan los días de promoción de los beneficios (lunes, martes y miércoles) para comprar, y no sólo pagan más barato que con las promociones al contado; sino que encima tienen 1, 3, 6, 9 y 12 pagos”, remarcó.
Por último, Karina Belingheri, copropietaria de una conocida veterinaria posadeña y el integrante de la CCIP y comerciante, Mario Ortigoza, reportaron la misma situación a la vez que remarcaron las deficiencias del sistema de pago de las tarjetas de crédito que, por las demoras, los llevan a sufrir pérdidas todos los meses por el costo financiero no contemplado.
“El pago en efectivo bajó fuertemente y lo que yo noto en mi comercio es que el pago con billeteras virtuales y aplicaciones pegaron un salto. Con tarjetas ya era bastante alto y el dinero físico ingresa muy poco a las cajas”, explicó Karina.
Respecto a la tardanza de las liquidaciones de tarjeta de crédito, Mario Ortigoza contó que “se retrasan una semana o mas, las que son en cuotas. Con las de débito, no hay problema, se liquidan en tiempo y forma; pero, la verdad es que las liquidaciones que se cortan al día 20 de cada mes, los cupones que se generan después de esa fecha no se pagan del 20 al 30, sino al mes siguiente. Y, si demoran en pagar, hay un costo financiero no contemplado”, puntualizó.
Crece la solicitud de créditos por fuera del sistema bancario
Un tercer tipo de consumidor también emergió durante el cruce de opiniones con empresarios: quienes solicitan créditos personales.
“Me animo a decir que día a día crece el número de estos compradores y tiene una explicación a partir del empobrecimiento de la gente”, remarcó Carlos Dorazzi.
Ocurre que, cuando los compradores “fulminan” el límite de crédito de sus tarjetas, se ven obligados a tomar créditos personales.
“De una u otra forma, quienes ya no tienen límite en sus tarjetas o directamente quienes no tienen tarjeta con los bancos en promoción salen a tomar un crédito personal para no quedarse limitados”, dijo el empresario.
Y ejemplificó: “Si querés comprar una heladera que cuesta $100 mil, la opción de sacar un crédito personal significa que su valor final será el doble. La verdad es que con este proceso inflacionario, cuando el comprador va por la mitad del pago del bien, éste ya duplicó o triplicó su valor. Por eso se animan a pedir el crédito: porque pueden acceder al bien y más tarde o más temprano le ganan a la suba de precios”.
Para el propietario de comercios dedicados a la venta de artículos para el hogar, la falta de circulante de dinero en efectivo responde “indudablemente, a la crisis económica”.
“La gente que cobra su sueldo en los bancos, y que tiene una tarjeta de crédito en esos organismos, cada fin de mes tienen un remanente de sus haberes después que se le descuentan sin crédito. Por lo tanto, su vida es un plástico puro”, analizó.
Otro inconveniente dado pero, aunque no marca la diferencia, es válido, tiene que ver con que mucha gente opta por no andar con billetes físicos.