Los datos cronicados desde la noche del sábado 6 de abril de 2013, cuando una joven de 23 años fue hallada sin vida dentro de su departamento en el barrio Villa Urquiza de Posadas cumplieron diez años y solidificaron con periodicidad que el femicidio de la estudiante de Comunicación Social y Gastronomía continúa en la oscuridad de la impunidad y la ausencia de respuestas de la Justicia al respecto.
Lucía Maidana nació en Capioví y llevaba cinco años en Posadas luchando por su futuro. Minutos antes de las 22 del día mencionado su sueño se terminó a golpes, violación y fuego en la vivienda que alquilaba en calle Estado de Israel 3495, a pocos metros del arroyo Vicario.
La última novedad en torno a la investigación de lo sucedido fue negativa, como todos los pasos dados por la Justicia en el expediente en manos del juez de Instrucción 1, Marcelo Cardozo.
En febrero de este año, se ordenó que los cinco oficiales de la Policía de Misiones volvieran a sus funciones de origen y oficialmente se disolvió la comisión que se montó para rastrillar y dar con el presunto abusador sexual serial que asolaría víctimas entre estudiantes universitarias en la zona céntrica.
De acuerdo a fuentes exclusivas de PRIMERA EDICIÓN, los rastreos cibernéticos y los entrecruzamientos de datos quedaron sin progreso hace pocos días y se comentó: “se desmanteló la única herramienta que había para esclarecer el femicidio de Lucía Maidana y de al menos dos abusos sexuales cometidos durante ese período (2013)”.
A Lucía Maidana la atacaron, ultrajaron sexualmente y mataron. La crueldad fue ratificada por peritos del Cuerpo Médico Forense del Poder Judicial: sufrió cinco golpes en el cráneo, con un martillo u otro objeto contundente de similares características. Además, había inhalado monóxido de carbono y tenías las piernas consumidas por el fuego.
Las pericias confirmaron que el incendio fue intencional con un encendedor o con fósforos, el asesino originó las llamas en uno de los colchones de la habitación con la víctima tendida boca abajo. También intentó quemar un ropero pero el oxígeno consumió el siniestro. Además, dejó abierta una garrafa de diez kilogramos pero habría estado vacía o con poca carga, de lo contrario habría estallado.
El cuerpo fue hallado tras el alerta de vecinos a los bomberos por el humo que salía de un ventiluz y hendijas de una ventana del departamento 2 en un predio de propiedades de una sola planta.
Lucía habitaba este inmueble junto a su hermana mayor que había viajado a Buenos Aires unas pocas horas antes. Compartían una cama de plaza y media y otra más pequeña, cuyo colchón utilizó el homicida que antes de escapar se apoderó de la notebook de la víctima.
La investigación apuntó a un joven de 25 años como presunto autor. El sospechoso fue vecino de Lucía en el mismo predio y su nombre surgió porque habría mantenido una relación conflictiva de convivencia que lo obligaron a mudarse del lugar. Las evidencias y coartadas lo favorecieron y recuperó la libertad pocos días después de su detención y allanamiento a la habitación que alquilaba en el barrio El Palomar, a pocas cuadras del departamento de Villa Urquiza.
Sin avances
La causa giró desde entonces en torno a muchas versiones y pocas hipótesis firmes. Del cuerpo de Lucía se obtuvieron muestras de ADN y en febrero de 2018 se conocieron los resultados genéticos y se estableció que el agresor es el mismo que atacó a otras dos jóvenes estudiantes en el centro de Posadas. Llamativamente, ambas también estudiantes de la facultad de Humanidades de la UNaM.
El primero de esos casos ocurrió en 2013 pero antes de la muerte de Lucía y en un departamento ubicado en cercanías de Junín y Catamarca. Allí una estudiante fue golpeada y violada.
El segundo hecho tuvo como víctima a Lucía y el tercero se registró en un inquilinato de calle San Luis, entre Catamarca y Entre Ríos. En esa ocasión se metió en la habitación de una estudiantes de Portugués. Con un ladrillo, le dio un golpe en la cabeza, la dejó inconsciente, la violó y nuevamente huyó.