Conocidos como disc-jockey, Djs o pinchadiscos, un oficio que para algunos es su medio de vida y para otros un cable a tierra. Expertos en el ensamble de música, mezclado de canciones y en hacer bailar a la gente, regalando momentos felices, un grupo de artistas obereños se dieron cita a celebrar su día y para compartir vivencias, alternando tras la consola en una maratón de talento.
Los llamados “de la vieja guardia”, estuvieron Edi Morel, Mony Ruiz Diaz, Andrés Arguello, Nando Linstrom, Claudio Romero, César Romero y Roberto Benítez.
Sumado a estos, llegaron los que están iniciando el camino, Luciano Vargas y Shoyi Romero. Todos coincidieron que hacer pasar un momento único a quienes los contratan y divertir al público, son los objetivos que los moviliza.
Un oficio con muchos sacrificios
Mony Ruiz Diaz, uno de los más antiguos y aún vigente -estuvo musicalizando la noche elección de Reina de la reciente Fiesta Nacional del Té- aseguró a PRIMERA EDICIÓN que, para él, es un trabajo que disfruta pero que asume con mucha responsabilidad: “estoy cumpliendo 43 años en la profesión, que tiene muchísimos sacrificios, responsabilidad y principalmente mucha pasión”, expresó.
Asimismo, resaltó que “para mí es un trabajo, viví toda mi vida de esto y orgulloso puedo decir que la gente me sigue pagando para que musicalice sus noches, eventos, espectáculos. Cada vez que me contratan, no improviso, preparo con anticipación de acuerdo al evento, porque las exigencias son diferentes, las expectativas de la gente son diferentes”. En cada momento “doy mi impronta y soy feliz cuando la pista disfruta, estoy atento a las reacciones del público”, agregó.
Los de la vieja guardia tuvieron sus inicios siendo adolescentes, por lo que debieron evolucionar a la par de la tecnología del rubro. A los discos de vinilos, le siguieron los compacts disc, mp3, formato digital, entre otros, hasta llegar a la actualidad con las posibilidades que brinda Internet y las playlist.

Los lentos del pasado
Andrés Arguello es peluquero, Edi tiene un emprendimiento y Roberto es policía. Los tres tienen su propio equipo de luces y sonidos, pero el rol de DJ pasa a ser un hobby, cable a tierra, además de un ingreso económico extra: “estoy desde los 14 y hoy tengo 54 años, así que llevo mucho tiempo en esto y quiero seguir por muchos años más”, señaló Andrés.
Respecto a los cambios, contó que “me fui acomodando a los cambios, antes bailaba toda la pista y cada noche tenía su momento de los lentos. Hoy son más selectivos y los lentos desaparecieron. Hago todo tipo de eventos, pero disfruto más con la gente de nuestra época, décadas del 70 al 90”.
Por su parte, Edi, señaló que “es una hermosa profesión, haces amigos y se disfruta en la medida que la gente disfruta”.
De la misma forma, Roberto aseguró que “con este grupo de amigos aprendí mucho, para mí es un hobby, pero siempre encontré una mano cada vez que necesité, tratamos de ayudarnos y eso está bueno. Hay gente que siempre se interesa en nuestro trabajo, porque sabe que somos responsables”.
Los herederos
Los Romero, Claudio y César, comparten la pasión por la música heredada de su padre, Félix, con el mayor de los hermanos, Aníbal.
Musicalizar en radios, boliches, eventos y fiestas sociales, forma parte de la historia familiar, además de ver la continuidad de la vocación en Luciano Vargas y Shoyi Romero, los jóvenes Djs de la familia.
“Fue una época increíble de mi vida, ahora sigo tocando, pero más que nada música retro, que conozco más y me permite disfrutar. Los chicos nuevos, vienen con otra mentalidad y están en lo que le gusta a la ‘gurisada’ ahora, así que apoyamos eso”, manifestó Claudio.
Para César es su medio de vida, es personal de un espacio de eventos y en ocasiones es contratado para actuar fuera de él. Fusiona perfectamente la experiencia con las nuevas demandas musicales, en un proceso de aprendizajes que fue incorporando.
“Seguimos vigentes, si bien somos de la vieja camada, seguimos agitando con la gente que responde bien, así que la idea es seguir. Siempre preparo cada evento, de acuerdo a la gente que va a asistir, la pista manda siempre, soy un instrumento para hacer divertir a la gente”, sostuvo.
“Empecé en el 2020, voy ganando experiencia, agradecido a la gente que confía en mí y haciendo lo que me gusta. Espero seguir creciendo y subiendo de nivel”, confesó Luciano, uno de los jóvenes representantes del momento.
Buscar el ensamble perfecto, encontrar el mejor efecto, leer la pista y convertir cada evento en momentos inolvidables para los presentes, son motivos de plenitud para los Djs. Para ellos, a la vocación innata, deben sumar horas de dedicación, estudio, inversión y la cuota indispensable de pasión.