Quiero con mi cuerpo cantar
y a cada órgano su cuerda tocar,
expresar una perfecta melodía
que alarguen mis días.
Que cada sistema conjugue su canción
y en amor se desplieguen en cada rincón.
Desde el Sol llega a la pineal la información,
y ella se encarga de distribuir su manjar
por lo que a mi cuerpo debo primero limpiar
de sustancias y emociones que lo densifican
y a mi divino diseño expresar no permitan
lo que mi Yo Superior quiera hacerlo a través de él
o lo invisible poder ver.
Somos seres espirituales fingiendo hacer vidas comunes y en nuestro cuerpo físico está instalada la tecnología necesaria para despertar, ya que el proceso evolutivo espiritual o de iluminación, está ligado al sistema endócrino y a medida que nos volvemos seres espirituales conscientes se va perfeccionando cambiando la química pues toda mejora de la consciencia hace que la biología tome el cambio y se reprograme.
Al ir despertando, como el flujo hormonal está sincronizado a él, las glándulas mandan sus mensajes químicos a través de la sangre comunicando al cuerpo lo que está sucediendo, haciéndose necesario limpiarlo de toxinas químicas y emocionales, mantener la calma, evitar excesos y alimentarlo mejor.
Al conocer nuestra estructura biológica-espiritual el miedo se va y esto es menester para el despertar.
El páncreas procesa los cambios, las suprarrenales los miedos, el timo el sistema inmune y el rejuvenecimiento, etc.
Los órganos tienen su contraparte en el cuerpo sutil por eso, si nos extirpan la tiroides por ejemplo, hay que imaginarla como una mariposa dorada en su lugar y ordenarle, desde el plano sutil que funcione, porque allí sigue estando; ella tiene que ver con el poder manifestador del verbo.
Debemos saber usar los comandos del cuerpo y la glándula pineal es la jefa, situada en el centro de la cabeza donde llega el vórtice del chakra 7 y es la antena que se comunica con el Yo Superior. Desde ella se genera el proceso intuitivo y la clarividencia y se deteriora con el flúor y el azúcar, ésta última es veneno para el cerebro. Fuente: Susana Majul.