El desconocimiento lleva a muchas personas a negar, rechazar o minimizar determinados procesos o fenómenos ambientales, como el caso de los camalotes, que ayer a primera hora de la mañana brindaron un espectáculo único para quienes tuvieron la posibilidad de observar como una enorme cantidad, más de lo frecuente, según los especialistas, era arrastrada aguas abajo por el río Paraná, formando una especie de isla flotante.
PRIMERA EDICIÓN consultó con Gladys Garrido, Magíster en Ecología Acuática Continental y docente de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la UNAM (Universidad Nacional de Misiones), quien dijo que “esta gran masa vegetal quizás en algunos lugares se vuelve un problema cuando tapizan todo un espejo de agua, por ejemplo en una laguna o como a veces ocurre en la zona frente al Jardín Botánico del Zaimán, en la cuenca baja. Y después de una tormenta se presenta una dinámica muy interesante en término integral de un ecosistema”.
Garrido apuntó que “hay que empezar por reconocer que los camalotes conforman un conjunto de especies que ahora los vemos así como sueltos y a la deriva, pero en algún momento estuvieron fijos a la costa o en la desembocadura de los arroyos. Es frecuente en Posadas ver a veces acumulación de camalotes en la desembocadura de los arroyos Itá, Garupá o Zaimán”.
Indicó que “si vamos hacia arriba en el río Paraná, también veremos acumulación de camalotes por ejemplo en la desembocadura de los arroyos San Juan y Santa Ana, porque como consecuencia del cierre de las compuertas de Yacyretá, se notaron cambios en los ecosistemas acuáticos aguas arriba.
Entonces muchas veces cuando el nivel del Paraná aumenta hace como una especie de tapón a la desembocadura de esos arroyos, la velocidad de la salida del arroyo al cauce principal se lentifica más y eso genera los ambientes propicios para que se desarrollen grandes extensiones de estas macrófitas acuáticas”.
La lluvia y el viento
Garrido detalló que “en determinados momentos cuando sopla un viento o como en estos días atrás que tuvimos mucha lluvia y con ráfagas de viento, esa vegetación se desprende de esas zonas donde estuvieron instaladas, por así decirlo, con velocidad de corriente muy baja y es la corriente misma del Paraná que los lleva aguas abajo”.
En la Costanera capitalina, a la altura del puente San Roque González, mucha gente ayer entre las 6 y 7.30 se detenía por un momento para obtener un registro fotográfico, de video o simplemente observar ese paisaje poco frecuente.
La magíster puntualizó que “lo que se apreció fue una gran masa vegetal a la deriva y movida por la corriente del río, que muchas veces cuando sopla un viento sur importante en Posadas saca esos camalotes del Zaimán al cauce principal. Y cuando el viento predominante es del norte o noreste, como estuvo soplando en estos días, hace que esa gran masa vegetal se acerque a la costa”.
La acumulación de camalotes y el impacto que puede tener si quedaran muy fijos, estacionados, Garrido dijo que “mientras estén a la deriva es importante alguna alerta para la gente que utiliza el río con fines de navegación porque la presencia de esas masas vegetales sobre todo en horas de poca visibilidad, puede generar inconvenientes para cualquier embarcación”.
También aclaró que “después del cierre de las compuertas de Yacyretá, es un proceso que no ocurre solamente acá, sino en todos los sitios en los cuales hay un ecosistema prácticamente nuevo, la presencia de camalotes, no podemos decir que es mejor o peor desde el punto de vista ecológico, pero sí diferente. Esto ocurre, en todos los ríos que han sido represados ya sean acá, en Brasil o en Uruguay”.
Aclaró que “desde el punto de vista del ecosistema representa una respuesta de las comunidades, las plantas, los camalotes están porque tienen nutrientes, tienen luz, es decir, tienen lo que necesitan para desarrollarse. Como ventaja, son especies filtradoras, purifican el agua, porque acumulan determinados nutrientes que están en exceso en el ecosistema”.
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“Cumplen un rol importantísimo”
Desde el punto de vista ecológico, Garrido apuntó que “los camalotes cumplen un rol importantísimo en los ecosistemas porque son sitios que albergan biodiversidad. Vamos a ver que en las costas no están solamente las plantas sino que hay una gran cantidad de aves acuáticas que lo utilizan como sitio de descanso y de alimentación. Si pensamos en los peces, también hay una gran cantidad de especies que utilizan esa gran masa vegetal como hábitat, entonces también están cumpliendo un rol importante en ellos”.
Sobre si es conveniente o no limpiar las costas donde hay superpoblación de camalotes, desde el punto de vista ambiental, o es conveniente esperar que se mantengan y por proceso natural se produzcan esos desprendimientos, destacó que “en algunos sitios, donde representan realmente un gran inconveniente, lo primero que se hace siempre es una concertación de todos los actores vinculados a ese ambiente. Entonces sería interesante que se pudieran escuchar todas las voces, la de los vecinos, la de la gestión pública, la gestión privada, alguna ONG, para a partir de ahí implementar medidas de manejo”.
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