Heridos, niños y mujeres encerrados en un baño, disparos, gritos y amenazas, piedrazos y cualquier tipo de elementos contundentes utilizados para irrumpir y dañar en medio de una fiesta de vecinos por el 25 de Mayo, fue el desenlace que se denunció el jueves por la noche en la comisaría Séptima tras varias horas de temor por las andanzas de una patota de jóvenes en la chacra 149 de Villa Cabello.
De acuerdo al presentación policial y la intervención judicial, además de las fuentes contactadas por PRIMERA EDICIÓN, en un salón de eventos público de la calle Fermín Fierro, lindante con una delegación municipal, varias familias organizaron un agasajo para celebrar la fecha patria distendidos y que los menores confraternizaran con los alimentos correspondientes a estos encuentros: gaseosas, torta, galletitas y obsequios.
Se inició pasadas las 17 pero los incidentes se iniciaron antes de las 19 cuando apareció un muchacho alterado por estupefacientes y alcohol y comenzó a exigir bebidas y dinero. Varios de los organizadores lo retiraron del lugar.
Al parecer, el violento no se conformó y regresó con tres amigos en idénticas condiciones y todos conocidos en la zona oeste por sus conflictos con la policía. Los cuatro fueron interceptados antes de ingresar por los padres de los menores y se alejaron.
A las 21 se desató lo más grave y que pudo finalizar en tragedia. Se oyeron gritos y amenazas desde la calle y ya el ataque correspondía a una docena de jóvenes que comenzaron a arrojar piedras contra el edificio.
De inmediato y entre corridas desesperadas, madres se resguardaron con los niños en un baño y los varones enfrentaron a la patota.
Un oficial de la Policía de franco, debió sacar el arma reglamentaria de su riñonera y realizar varios disparos para frenar a los violentos y expulsarlos lo más lejos posible. En este momento sobre calle Fermín Fierro transitaba una patrulla de la comisaría Decimosegunda que fue frenada por el policía armado quien le solicitó colaboración porque el incidente era grave y no podrían frenar a los iracundos si decidían volver. El conductor del móvil policial respondió que finalizaban el trámite en la seccional Séptima (Tambor de Tacuarí a dos cuadras) y retornaban pero no sucedió. Debieron aguardar con mujeres y menores resguardados en el salón más de media hora hasta la aparición de la patrulla jurisdiccional.
Las víctimas realizaron la denuncia y se dio intervención al juez de Instrucción de turno, Juan Manuel Monte para que se ordenen los pasos a seguir: revisar lesionados, secuestrar el arma del policía e intentar identificar y detener a quienes iniciaron y huyeron del ataque.