El costo de producción que en abril fue de 85,5 pesos (por litro de leche fluida) se fue en mayo a 102 pesos, lo que significó un incremento de 19%. En tanto que el precio de equilibrio -que contempla tanto ese costo de producción como el costo de oportunidad al capital estimado en 5%- varió desde los 98,33 pesos de abril a los 114,76 pesos de mayo. En este caso el incremento fue de 16,8%.
Pero el dato dramático es que ese precio de equilibrio es al menos 25% superior al precio que cobran los tamberos, según el promedio establecido por el Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina (SIGLeA).
Estos números no hacen más que graficar la crisis que atraviesa la lechería, y que se esconde detrás de los todavía aceptables volúmenes de producción que son consecuencia del mayor aporte a la oferta nacional de los tambos más grandes, que son los que tuvieron más posibilidades de hacerse de forrajes y reservas.
En tanto, los establecimientos más chicos -que cada vez aportan menos leche a la oferta total- están en riesgo y con menos posibilidades de sobrevivir a sequías tan extremas, a las intervenciones del Gobierno que restan ingresos a la cadena (porque ponen un tope a los precios de venta al público) y a un consumo doméstico sin poder de compra.
Todo confluye para que los tamberos cobren menos y los más débiles queden en el camino y se potencie la concentración. Como respuesta a esto, la Secretaría de Agricultura ha establecido algunas compensaciones que llegan tarde y no alcanzan.
El mismo Gobierno reduce el ingreso de dinero a la cadena láctea por exportaciones al mantener un visible retraso cambiario y persistir con el cobro de derechos de exportación que van del 5 al 9%, según el producto. La inflación, que no se quiere o no se puede controlar, también achica el ingreso de la población y el poder de pago de la demanda local. La política es la del achique. Las condiciones están dadas desde hace tiempo para que el hilo se corte por lo más fino, para que los tambos familiares chicos y medianos tengan menos capacidad de respuesta y supervivencia en el sector lechero.
Caída a pique
Los técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) elaboraron un informe en el que dan cuenta del impacto negativo de la seca sobre los tambos.
Hay menos pasto y también menos cosecha de granos. A su vez baja la productividad de las vacas que sufren stress calórico y que no tienen el alimento en la cantidad y calidad necesarios. A partir premisas y en función de los precios que cobran los tamberos, se elaboraron diferentes escenarios. Uno de corto plazo y otro de mediano plazo para tambos chicos, medianos y grandes.
En el cálculo se estimó una caída del casi 13% en la oferta de pasturas y de 45% en la producción de granos para balanceados o silos.
Claramente los establecimientos más chicos son los más afectados, pero los grandes tampoco se salvan de perder dinero. Sin embargo, al momento de anunciar ayudas para el sector, ninguno fue considerado por las autoridades nacionales.
Según el modelo del INTA, en un tambo chico el costo a corto plazo de producir un litro de leche en marzo fue de 87,9 pesos, cuando el ingreso es de 81,4 pesos. La pérdida fue de 8%. En los medianos la pérdida se reduce al 3% porque reciben un valor de casi 82 pesos, y su costo es de 84 pesos por litro.
Los tambos grandes, que ofrecen más volumen de leche y de buena calidad, pueden negociar mejores condiciones de venta, y también para la compra y provisión de insumos. En esos casos el ingreso fue de 83 pesos y el costo de 79 pesos por litro. La renta alcanzó 5%.
Pero también se estimó la ecuación económica de mediano plazo que mide los efectos del achique de los rodeos, la menor productividad de las vacas y la menor oferta e ingresos consecuentes, a lo que se suma la proyección de encarecimiento de los alimentos En ese caso hay pérdidas para todos los modelos. En el tambo chico se amplió al 16%. En el modelo de mediano llega al 13%. Mientras que en el tambo grande la pérdida es de 3%.
Según el estudio hay una desmejora importantísima de la economía del tambero, entre lo que se puede considerar un escenario base y el generado por la sequía.
Pero lo que no se cuenta es que la seca deja más en evidencia los impactos negativos de las políticas del sector. La situación será otra bien diferente si el ingreso de los productores no se viera afectado por las medidas oficiales.
Los controles de precios, los derechos de exportación y el desdoblamiento cambiario restan ingresos a la cadena y a los tambos que podrían estar cobrando cerca de 10 pesos más por litro y superando aunque de forma leve el costo de producción.