Una vez más debieron salir a las calles movilizadas contra las violencias y los femicidios. Como desde hace ocho años, una vez más debieron posicionarse contra las desigualdades sociopolíticas, económicas y culturales. Una vez más debieron alzar la voz en un país en el que una de cada dos mujeres atravesaron algún episodio de violencia doméstica en algún momento de sus vidas. Una vez más debieron salir a gritar para defenderse de los femicidios que se registran casi a diario en el país.
La nueva edición de la marcha Ni Una Menos se cumplió en el contexto de los cuarenta años de democracia ininterrumpida en Argentina, una democracia que sólo pudo refundarse y fortalecerse con la participación de los movimientos feministas.
Y sin embargo debieron salir a manifestarse una vez más, como seguramente sucederá cada año por largas décadas por delante. Y si después de ocho años deben salir, una vez más, es que el Estado y la sociedad aún no se comprometieron lo suficiente.