El 30 de noviembre del año pasado se desató un incendio de enormes magnitudes en la Reserva Provincial Corazón de la Isla, ubicada en el centro de la provincia de Tierra del Fuego, cerca de Tolhuin, localidad ubicada entre Río Grande y Ushuaia.
Para el 5 de diciembre el fuego ya era incontenible y amenazaba a la población de Tolhuin, de 10 mil habitantes. Se declaró el alerta general y fue entonces que un joven misionero, Agustín Goldhardt (20), quien hacía sus primeras armas en trabajos forestales, se sumó a los equipos de combatientes de las llamas en forma voluntaria. Su labor al igual que la de otros hombres, fue clave para que el siniestro no arrasara el pueblo.
Tal como publicó en exclusiva PRIMERA EDICIÓN, el pasado domingo le arrebataron la vida de una puñalada a Agustín. Sus padres, quienes residen en El Alcázar, reclaman que les entreguen el cuerpo de su hijo, sin embargo, las noticias no eran muy alentadoras. Durante la jornada de ayer, un tío de la víctima confirmó a este Diario que hasta que terminen las pericias policiales-judiciales no entregarán los restos, según le informaron en el juzgado que investiga la causa.
El tío del joven es Carlos Raúl Dinter, quien trabajaba junto a Agustín en un aserradero de la ciudad de Tolhuin, una población ubicada entre la capital fueguina, Ushuaia (111 kilómetros al sur) y la más poblada de esa provincia, Río Grande (105 kilómetros al norte).
“Agustín vino por mejores horizontes económicos hace un año y seis meses. Viajó desde El Alcázar, donde trabajaba en la chacra para comenzar a realizar labores forestales. Él hacía de todo y fue así que primero empezó conmigo, yo estoy hace once años por esta zona. Las primeras labores de mi sobrino fueron con la motosierra, luego le estuvimos enseñando con la máquina el tema de rastreo y le quedaba como próxima meta manejar un camión, pero ese objetivo no lo pudo lograr. Era un chico que no aflojaba, voluntario y que en todo momento quería progresar, aprender. Trabajaba de lunes a viernes y los fines de semana hacía changas. Hacía dinero extra porque el sueño de él era ahorrar para comprarse un ‘Golcito’, iba a ser su primer auto. Incluso esta semana tenía previsto ir a averiguar en las concesionarias”, recordó su tío.
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Imputado
Por otra parte, el expediente de la causa avanza. Durante la jornada de ayer la jueza instructora de Río Grande, Cecilia Cataldo, quien subroga el Juzgado de Tolhuin por licencia del magistrado titular, indagó al acusado, Rolando Castillo (40), quien se abstuvo de declarar.
Luego el sospechoso fue imputado por el fiscal Ariel Pinno por el delito de “homicidio simple”. Al respecto al funcionario judicial dijo a los diarios locales que “el hecho ocurrió en una reunión donde varias personas compartían una reunión social y el imputado habría tenido un intercambio de palabras con la víctima momentos previos al hecho y según testigos el acusado se encontraba bajo los efectos del alcohol. Instantes después y sin mediar palabra, Castillo habría apuñalado en el pecho al joven, causándole una herida mortal. Si bien no se conocían, tenían vínculos en común por relaciones laborales”.
El crimen fue cometido a la 1 del domingo pasado en una vivienda de un amigo de Agustín Goldhardt. El ahora imputado, según contó el tío de la víctima, “era amigo de unos amigos de Agustín y no era muy conocido nuestro en el aserradero, apenas habíamos oído hablar de él”.
Tal como se publicó, Castillo, un leñador de 40 años, registraría antecedentes por violencia de género y por amenazas a un taxista en enero pasado en esa misma ciudad fueguina, a quien le exhibió un arma blanca tras negarse a pagar el viaje.
Agustín murió tras recibir una puñalada en el pecho esa madrugada. El hecho causó conmoción en la comunidad misionera de El Alcázar, de donde era oriunda la víctima. En el lugar donde todo ocurrió se realizaba al parecer una juntada entre compañeros de trabajo. Tras el hecho el acusado huyó, pero fue ubicado por la policía a los pocos minutos.
Respecto a los testigos del crimen, los primeros indicios policiales señalaban que los testimonios apuntan a Castillo como autor de la certera puñalada, aunque aclaró que es “todo es materia de investigación” para determinar si hubo más personas involucradas en el hecho.
Una de las declaraciones afirmaba que tras discutir con la víctima, el acusado salió de la casa donde se realizaba la juntada. A los pocos segundos volvió a entrar y sin mediar palabras atacó a Agustín, quien pese a ser trasladado de urgencia a un hospital local falleció a los pocos minutos de arribar.
Por otra parte, la expareja del sospechoso de cometer el crimen dijo a los medios de esa provincia que “tenía miedo de que me apuñale en cualquier lugar que me encontrara, porque me dijo que si no estaba con él, no iba a estar con nadie”. En relación al joven misionero confirmó que lo conocía porque era amigo de su hermana y había llegado hace poco tiempo a la isla para trabajar.
“Tenía muchas ganas de progresar, y estaba ayudando a su familia. Si me escuchaban en las denuncias que realicé quizás se pudiese haber evitado la muerte de este joven”, concluyó la expareja de Castillo.
Contra el fuego
Párrafo aparte merece la colaboración que prestó Agustín Goldhardt durante los incendios que arrasaron miles de hectáreas del bosque de Tolhuin y que estuvieron a punto de llegar a las viviendas del pueblo.
“Fue durante noviembre y diciembre. Estuvimos haciendo los caminos cortafuegos y mi sobrino estaba con la motosierra volteando los árboles en llamas. Se venía el fuego hacia el pueblo y entonces nos unimos todos los madereros a colaborar con los brigadistas y combatientes. Todo con condiciones climáticas adversas como ser los fuertes vientos que en esa fecha sobrepasaban los 100 kilómetros por hora y que no permitían acercarse a la zona avionetas hidrantes. Allí estaba Agustín movilizándose entre los bosques con un cuatriciclo y cortando árboles altos en llamas. Voy a extrañarlo, lo vi creciendo desde que era un bebé, era mi compañero. Con mi esposa fuimos sus padrinos”, se lamentó Raúl Dinter, tío de Agustín.