Con mil casos al mes y al menos cien que se judicializan por semana, queda claro que lejos estamos de tener resuelto del flagelo que representa la violencia de género.
Las cifras, que fueron dadas a conocer por la Subsecretaría de Relaciones con la Comunidad y Violencia, describen una crisis en desarrollo y no a la inversa. Es más, se trata solamente de los casos que llegan al organismo y marcan un promedio alarmante si imaginamos todos los que no llegan a la órbita de la Subsecretaría.
Más allá de las medidas de contención como las charlas de concientización, los canales de denuncia y las casas refugio para víctimas de violencia de género, se evidencia la necesidad de educar desde temprano para no tener que lidiar con las horrendas consecuencias. Y la educación debe replicarse en todos los ámbitos posibles, desde los hogares y las escuelas hasta en los ámbitos laborales.