Uno de mis escritos favoritos es el ensayo de Thomas Troward sobre completitud.
Es una pieza poderosa, en la que he estado pensando mucho y he decidido compartirte algunas ideas.
Cuando pensamos en el crecimiento personal, creo que a menudo descuidamos la contemplación de cuán completos somos.
¿Y por qué es importante? Porque cuando no entendemos nuestra completitud y nuestra conexión con Dios, nos consideramos incompletos y dudamos de nuestra capacidad para llevar nuestros sueños a la realidad. Entonces, esto se interpone en nuestro camino a ser, hacer y tener todo lo que deseamos.
Piénsalo. Cuando tenemos una idea para hacer algo, generalmente se nos ocurren excusas de por qué no podemos hacerlo, y esas excusas nos dicen que nos hace falta algo para poder lograrlo.
Y me gusta usar la historia de Moisés que está facultado con una misión de Dios para sacar a los israelitas de la esclavitud en Egipto y llevarlos a la tierra prometida.
Fue asignado para llevar adelante esa misión, sin embargo, lo primero que Moisés hace es cuestionar sus habilidades, pone excusas, no confía en sus habilidades para hablar.
Le dice a Dios: “Pensaste en la persona equivocada”. No sólo cuestiona sus habilidades, sino que considera a su hermano, Aarón, como mucho más capaz. Juega el juego de la comparación.
¿Alguna vez te has sentido así?
Tal vez se presentó una oportunidad con la que habías estado soñando durante años, pero tan pronto como la puerta se abrió, no lo hiciste porque algo te detuvo.
En un momento así, lo primero que haces es cuestionar tu integridad.
Quizás juegas el juego de la comparación, yo lo hice en el pasado y a veces aún lucho por dejar de hacerlo hasta el día de hoy.
Pero aprendí que poner excusas como “no es el momento adecuado”, generalmente significa una sola cosa: no entiendes tu Completitud y tu conexión con Dios.
La verdad es que ya estás completo como eres.
Troward dice: “Un punto en el que los estudiantes de ciencias mentales a menudo no ponen suficiente énfasis es la completitud del hombre, no una completitud que debe alcanzarse en el más allá, sino aquí y ahora”.
Aquí está la verdad sobre lo que Troward está diciendo: No se trata de una completitud que sucederá más tarde, sino aquí y ahora. Dios no te creó para estar completo en el momento de tu muerte. Él te creó con una capacidad de conexión que no está destinada a ser cortada.
Todos tenemos el propósito de tomar conciencia y vivir desde una conciencia de nuestra unidad con Dios.
Troward dice: “Hemos estado tan acostumbrados a tener la imperfección del ser humano inculcada en nosotros, que al principio la idea de completitud nos deja completamente asombrados”.
Espero que esto te deje con algo para reflexionar y recordar: Eres un ser completo, al que nada nuevo debe ser añadido. ¡Creo en ti y creo en tus sueños! (Gerson Calderón)