La sentada que se produjo en la EPET 2 de Posadas por parte de alumnos a punto de egresar, con apoyo de sus padres, vuelve a poner en la escena el reclamo que otras escuelas técnicas han llevado adelante con metodologías similares en lo que va del año.
En su mayoría, las técnicas, como otras instituciones escolares, llevan varios años de remodelaciones de sus estructuras. Y el paso del tiempo todo lo deteriora.
Incluso el acto de ir planificando un esquema de mantenimiento edilicio que corresponde al Ministerio de Educación de la provincia, que cuenta con áreas específicas donde los arquitectos y personal técnico de apoyo, pueden ser capaces de realizar un relevamiento e ir accionando de acuerdo a las prioridades que se presenten.
Sin embargo, el Ministerio viene actuando sobre la protesta, un desgaste innecesario cuando se cuenta con un equipo capaz de “filtrar” los reclamos.
Párrafo aparte merecen los directores de los establecimientos educativos, cuestionados por los alumnos por no elevar a las autoridades los pedidos de mejoras. ¿Hay temor en hacerlo o hay represalias de las autoridades educativas cuando se hace llegar un pedido de pintura, por ejemplo?
Hay comunidades educativas muy activas, lo demostró la EPET 1 “UNESCO” donde protestaron porque el director (polémico en su manejo hasta de los recursos, por cierto, donde una licencia calmó las aguas pero dejó inconclusos los compromisos de transparencia) ¡ni siquiera permitía que padres y estudiantes pintaran las paredes! Pero tampoco pedía al Ministerio pintores o contrataba con la cooperadora un servicio.
Hoy los estudiantes no se callan, no guardan sus reclamos porque hacen valer sus derechos. Es tiempo que docentes y autoridades aprendan a escucharlos y actuar en consecuencia.