¿Sabés ponerte fácilmente en el lugar de otra persona y sentir por lo que le pasa? O por el contrario, ¿sos bueno entendiendo, pero no te involucras emocionalmente?
Solemos confundir estas cualidades cuando en realidad no son lo mismo. Por eso, hoy quiero compartir las diferencias entre empatía y simpatía.
La empatía es la capacidad de entender los sentimientos de otros, identificando sus experiencias y emociones.
Existen dos tipos de empatía, la emocional y la cognitiva. La primera se trata de conectar con la otra persona a través de sentir por lo que está pasando. Mientras que, la segunda persigue la solución rápida del problema o situación que la llevó hasta allí. Muchas veces la empatía cognitiva puede resultar incómoda, porque existen personas que no están en búsqueda de una solución sino que solo quieren ser entendidas.
La simpatía en cambio, hace referencia a la manera de ser y actuar de una persona que la hace agradable a los demás. La simpatía y la empatía pueden llevarse entre sí, pero no es algo que ocurre siempre. La empatía requiere conexión, lo que no necesariamente se da en la simpatía.
A pesar de las diferencias que existen, muchas veces se utilizan los conceptos de manera indistinta.
La diferencia entre ambas es la conexión y la emoción. La empatía es experimentar el sentimiento de otra persona. Es necesario ese componente emocional que te hace entender lo que en ese momento siente la otra persona.
La simpatía en cambio, se trata de una respuesta emocional que puede llevar a mostrar apoyo o consuelo, sin que implique conexión profunda o comprensión íntima.
Un ejemplo de simpatía es sentir lástima por la situación precaria de otra persona, pero no involucrarte más allá. En cambio, al sentir empatía te involucras emocionalmente con la persona y por ello, conlleva a una mayor conexión.
La empatía nos permite la conexión emocional, en tanto la simpatía suele basarse en una piedad superficial.
En lo que refiere a la resolución de conflictos la empatía nos permite comprender los diferentes puntos de vista y buscar soluciones conjuntas. En este sentido la simpatía puede ser insuficiente a la hora de gestionar problemas, ya que no implica comprensión profunda de las emociones.
Precisamente, la empatía permite la conexión con el otro, que nos abre a la comprensión y entendimiento de lo que le sucede, lo que, a su vez, da lugar al sentir compartido. En tanto que la simpatía mantiene la distancia emocional y limita la conexión genuina.
La empatía es nafta para el camino, es el combustible que nos permite conectar, gestionar, construir y mantener vínculos. Ser empáticos nos permite entender en lugar de juzgar y de esa manera colaborar.
La empatía permite la transformación, animémonos a practicarla.