Por: Lic. Hernán Centurión
La obra más grande de Argentina de las últimas décadas ¿se inauguró el pasado 9 de julio?
Después de 12 años del anuncio del hallazgo de la segunda reserva de shale oil más grande del mundo, el cual es Vaca Muerta en Neuquén, se llevó a cabo el acto de inauguración del arribo de 558 kilómetros de tendido de caños para gas hasta la localidad bonaerense de Salliqueló. Cuántos son los habitantes que ya se benefician de este gas en red. Ni uno solo.
El acto político tuvo que aguardarse hasta que el oficialismo tuviera un candidato único. Es por ello que en el palco estuvieron el precandidato a presidente Sergio Massa, la vicepresidenta Cristina Fernández y Alberto Fernández, convidado de piedra por su rol de presidente, porque es sabido que hace mucho ya no es respetado dentro del Frente que lo llevó a ser electo.
Fue simbólico, tras las palabras de rigor y la foto, todo se desarmó y por ello hubo mucho comentario acerca de que era una mentira más del Gobierno, como cuando inauguraban hospitales dos y hasta tres veces, siempre en épocas de campaña.
Pero es así, la inauguración tuvo que ver con que el caño llegó hasta ahí, para unirse con uno ya existente que conecta con el área metropolitana, pero éste tendrá que ser reforzado.
Todo esto llevará como mínimo otros cuatro meses y recién entonces beneficiará a los habitantes del Buenos Aires y sus alrededores y permitirá que el Estado se ahorre hasta 3 mil millones de dólares, que es lo que se gasta anualmente en la compra de gas a Bolivia o a países de medio oriente, cuya carga llega en barco hasta los puertos argentinos.
Eso sí, hasta la semana pasada seguían las tareas para enterrar los caños. Después venía el llenado con el gas y todavía falta el refuerzo de la vieja red.
La segunda etapa de este ducto se tenderá unos 484 kilómetros al norte, hacia la localidad santafesina de San Jerónimo. Cuando esa obra se complete también se conectará a una estructura ya existente que va hacia Córdoba, Entre Ríos, Corrientes y podrá ocurrir un hecho histórico, el cual será la exportación de gas al Brasil por Paso de los Libres.
Para esto no hay fecha, porque sabemos que en Argentina las obras se realizan según el color político que gobierne, no existe la planificación estratégica para desarrollar al país. Todo es electoral.
Si para esto no hay fecha, menos todavía lo será esa tan mentada promesa de la llegada de gas en red a Misiones. Para que ello ocurra tiene que haber una decisión política, tal como lo fue el tendido hacia Salliqueló.
En este sentido en el discurso de inauguración se oyeron críticas referidas a la presidencia de Mauricio Macri, quien no tuvo interés en el desarrollo de la obra.
Durante las dos presidencias de Cristina Kirchner, el exministro de Planificación Federal, Julio de Vido, prometió en base a la insistencia de diputados de varias provincias, el tendido de la red de gas desde Campo Durán, Salta, para abastecer a Chaco, Corrientes y Misiones.
Esa obra tuvo un caso denunciado como corrupción que impidió que se concretara. La empresa encargada cobró un adelanto de más de 700 millones de pesos (valor de hace casi una década) por la tarea, pero los tubos quedaron abandonados e inutilizados. La firma adujo que sufrió sabotajes de lugareños y por seguridad tuvo que detener el tendido.
Luego vino el Gobierno de Cambiemos y no se supo nada más de la situación. Esa obra hoy no habría motivos para retomarla, si se toma el contexto de lo que sucede actualmente con la producción de gas en Bolivia.
Entró en un declive a causa del agotamiento de varios de los pozos que además del uso interno, permitían la exportación hacia Argentina. La falta de exploración en los últimos años hizo que la proyección del gas boliviano como alternativa para el gasoducto del Nordeste caiga. Ahora solo se mira hacia Vaca Muerta.
También mucho se habla de la gran oportunidad de desarrollo que podría tener el país si se logra exportar gas no solamente a países limítrofes, sino también hacia el mundo. 30 mil millones de dólares en ingresos por exportación, es la proyección que hacen los más optimistas.
Si esto se concretara, Argentina podría llegar a salir de la histórica trampa del déficit fiscal. Pero no se puede descartar que la irresponsabilidad de la clase dirigente utilice esos fondos de manera discrecional, sin mirada estratégica para el desarrollo del país en su conjunto y no solamente que sirva al Estado.
De ser así, con tamaños recursos la estructura burocrática podría llegar a convertirse en algo mucho más grande aún, el sueño de los populistas para perpetuarse en el poder, hecho que relegaría la actividad privada a un segundo plano, donde todo se iría concentrando aún más en el poder del Estado.
“Nada de lo que deba ser estatal permanecerá en manos del Estado” dijo el ministro de Obras y Servicios Públicos Roberto Dromi, durante la etapa de privatización de las empresas públicas en el primer mandato de Carlos Menem 1989-1995.
Podría ocurrir algo a la inversa, que con un Estado con tanto flujo de dinero, se vuelva todavía más concentrado, con el riesgo de la profecía autocumplida de la Venezuela de Hugo Chávez, donde gracias al valor que alcanzó el petróleo pudo forjar el “socialismo del siglo XXI”.
Se expropiaron empresas privadas hasta que toda la economía implosionó cuando cayó el precio del crudo y el Estado se quedó sin dinero genuino.
La tentación de la clase dirigente, de un estado asistencialista que se retroalimenta de las dádivas a las clases bajas a cambio del voto, es el viejo cuento de los últimos (como mínimo) 40 años, potenciado en las últimas administraciones.
Vaca Muerta debería servir para sanear las cuentas del Estado, para que haya mejor salud y educación pública y a la vez permita al sector privado, desde el emprendedor, a la PyME y hasta las grandes empresas, un desarrollo en conjunto. No hay que olvidar que los gobiernos de Mauricio Macri y de Alberto Fernández aniquilaron a la clase media-media baja y hundieron en la miseria a los que ya eran pobres.
Vaca Muerta puede ser la gallina de los huevos de oro o sumarse a la paradoja de la abundancia, también conocida como “la maldición de los recursos”.
Afuera no lo creen y nosotros ya no nos damos cuenta porque estamos acostumbrados a las crisis. Argentina tiene todo para ser un país desarrollado pero los dirigentes que tanto se vanaglorian y tanto alaban los votantes, nos llevaron a ser totalmente lo contrario.
El infantilismo político de los votantes raya lo psiquiátrico. Gobiernan mal, cada vez hunden más a la ciudadanía y sin embargo, cuando alguien canta la marcha peronista o hace los dedos en V, el éxtasis de lo simbólico nubla cualquier raciocinio.
Lo peor es que los que están en frente reniegan de todo eso, se venden como el racionalismo pero hacen los mismos desastres cuando se hacen cargo del Estado.
Vaca Muerta es la posibilidad de desarrollo o la posibilidad cierta de otro sueño trunco de país grande. Por ahora todo es relato, puro gas de campaña.
La inauguración del tendido de caños de Vaca Muerta hacia la provincia de Buenos Aires concreta el potencial para abastecer de gas a otras zonas del país que no la tienen. No existe fecha tentativa de arribo de la red al NEA. Depende de voluntades políticas. Es a su vez una nueva posibilidad de desarrollo para el país, que depende de la misma clase dirigente que no sabe de crecimiento sostenido, solo de buscar no perder elecciones y generar crisis periódicas.