Entrando en la recta definitiva hacia las PASO, acaso la primera contienda electoral con verdadero peso específico para la economía y política del país, las cosas tienden a espesarse.
Mientras Sergio Massa intenta hacer equilibrio entre las tensiones latentes entre Alberto y Cristina Fernández, prepara la contienda interna con Juan Grabois, cuyos sondeos la dan una intención de voto peligrosa para el plan del ministro.
En la vereda de enfrente la efervescencia es todavía más notoria. Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich siguen sin desescalar la interna “amarilla” mientras el libertario Javier Milei sumó casi sorpresivamente a la candidata macrista a su nómina de confrontaciones cotidianas.
Lejos de cualquier abroquelamiento o acuerdo político que calme las turbulencias reinantes, lo que hay por delante es complejo para los argentinos.
Las reservas son negativas en más de 7.000 millones de dólares, con un tipo de cambio a todas luces forzado. La economía sigue estancada mientras la inflación se ubica por encima del 115% anual. Y todo sigue sucediendo mientras más del 40% de la población se las rebusca por debajo de la línea de pobreza.