Todo tiene un ciclo, todo empieza, todo termina y si sabemos que es así, ¿por qué no disfrutamos de cada minuto de cada persona que nos rodea de cada experiencia que nos toca vivir?
Cuando éramos niños disfrutábamos más y nos pasaban cosas como caernos y lastimarnos y ¿qué hacíamos?
Seguíamos jugando no nos importaba solo disfrutábamos del momento, pero de adultos nos ponemos en dos situaciones: nos quedamos pensando en eso que me pasó, lo cual nos llena de resentimiento y bronca, o nos preocupamos y nos vamos al futuro queriendo controlar la situación provocándonos preocupación y estrés.
Cada vez que nos vamos al pasado con nuestros pensamientos estamos usando al color verde que sale de nuestro chakra cardíaco, pero en vez de llenarlo de amor lo llenamos de resentimiento de sentimientos negativos. La sanación en esta situación está en el aceptar y comprender.
La preocupación es de color amarillo, lo que hacemos ahí es alimentar el lado negativo de este color, que se encuentra en el medio del estómago (plexo solar), de ahí que aparecen los nudos en el estómago o al revés, la ansiedad es donde nos devoramos todo, para poder cambiar la energía de este color, de nuestro propio sol, tenemos que controlar eso de “sentir el control” (valga la redundancia), confiar y fluir es la respuesta.
El estrés es de color índigo, que se encuentra en nuestro tercer ojo y está relacionado con tener una clara visión, en su lado negativo el estrés es alimentado por situaciones que nos cuesta resolver. La sanación con este color es no juzgar ni juzgarme y disfrutar de la vida, de cada momento.
Todo tiene un ciclo, un tiempo, lo bueno y lo malo, nosotros somos los responsables del tiempo que nos quedamos, ya sea en el pasado o en el futuro y nos olvidamos de nuestro presente, démosles un poquito más de atención.
Que tengas un Feliz Domingo y ¡disfruta de tus ciclos!