Tener un sueño, sea personal o profesional, grande o pequeño es algo maravilloso porque nos eleva como personas, nos inspira a creer que podemos ser los protagonistas o generadores de un cambio trascendental, dándole un mayor y verdadero significado a nuestra vida.
En efecto, este sueño nos regala un propósito de vida sin embargo, sin un real compromiso, un tiempo pobre y una acción nula, el sueño se minimiza y se convierte en un dolor o en una pesadez que, de tan solo pensarlo, en vez de sentir placer u alegría se transforma en una pesadilla o un “pésimo trabajo” al que ya no quieres ir.
La palabra es tu garantía, la acción tu carta de presentación y el éxito es la envoltura del sacrificio
Los verdaderos soñadores son los hacedores de realidades, porque las crean, le ponen acción y energía a lo que hacen y hacen todo lo que tienen que hacer para alcanzar sus sueños, sin excusas.
Son los hacedores los que ponen en marcha el motor del carro, lo activan y preparan el encuentro mágico entre la imaginación y la realidad, fusión clave para aterrizar el sueño.
Como ya he mencionado, un sueño sin acción es ilusión, es por ello que la ilusión debe ser solo parte de un estado inicial, una etapa efímera que tiene que pasar hacia un compromiso.
Para lograr ello, se necesita de dos ingredientes más: LA ACTITUD Y EL COMPORTAMIENTO para poder sobrellevar los cambios que se presenten en el camino y para que pase lo que pase, respondamos positivamente y solo tengamos una opción, hacer que sea posible lo “imposible”.
El compromiso empieza en el corazón
Entender el compromiso, depende de la persona que lo interprete. Por ejemplo: Para un maratonista, es correr otras quince millas cuando ya no le quedan fuerzas. Para un estudiante es estudiar toda la madrugada a pesar de estar cansado para el examen del día siguiente. Para un músico es practicar día y noche para poder llegar a tener un gran concierto. Para un emprendedor es no tirar la toalla ante el primer fracaso.
Algunas personas quieren que todo sea perfecto antes de comprometerse con algo sin embargo, el compromiso siempre precede a la acción.
El compromiso es aquella promesa de amor que nos presiona, nos levanta, nos motiva, no importa cuántas veces nos hayan dicho que no. Es muy lindo hablar de compromiso y otra muy diferente es hacer algo en cuanto a esto. ¡La única medida real del compromiso es la acción!
¡Haz que suceda!
Sin dudas hay 3 ingredientes básicos para la receta del éxito que son: el tiempo, la acción y el compromiso, para luego agregar dos más: la actitud y el comportamiento.
Queda claro que, si quieres llegar a algún lugar que valga la pena, debes de trabajar, esforzarte, pero sobre todo tienes que comprometerte.