La primera jornada del debate oral en el Tribunal Penal 2 que busca esclarecer la muerte de la docente Mirta Carmen Rosa (47), se destacó por la variante de que los jueces Gregorio Augusto Busse, César Antonio Yaya y Fernando Luis Verón (subrogante) autorizaron a la defensa de los acusados y a la Fiscalía a desplegar alegatos de apertura, a sintetizar sus intenciones durante las audiencias en las que serán juzgados dos policías, Aníbal Aldo Gabriel Villalba (36) y Luis Albino Rotela (44) imputados por “abandono de persona agravado por el resultado muerte, incumplimiento de deberes y falsedad ideológica”.
El fiscal Vladimir Glinka apuntó: “En esta causa encontramos que el oficial Villalba, que hoy está acusado, fue uno de los que investigó el caso durante más de un mes y que las pericias hechas fueron, por ejemplo, hisopados al patrullero que no fue el utilizado cuando debieron cuidar a Mirta Rosa para que no muriera. Todo ese tiempo estuvo metido trabajando con las hipótesis para evadir la acción de la Justicia”.
Mirta Rosa fue hallada sin vida en un descampado del barrio Los Potrillos y para Glinka “no se murió porque se escapó de la casa sino en manos de los dos policías que debían cuidarla”.
También aseguró que en la comisaría Quinta de Garupá se confeccionaron registros apócrifos de tareas, sumarios y libros de actuaciones.
Mónica Olivera, defensora de Aníbal Villalba, manifestó en cambio que “los policías cumplieron con su deber de investigar y que el garante de la seguridad de Mirta Rosa era su familia, porque se trataba de una persona enferma que debían proteger”.
Mirta Rosa padecía de esquizofrenia y durante cuatro horas deambuló esa tarde en inmediaciones de la ruta nacional 12, hasta aparecer sin vida boca abajo en Los Potrillos.
“Rotela y Villalba no son psiquiatras ni psicólogos, no sabían que estaba alterada y la dejaron donde ella les pidió que la bajaran del patrullero”, resumió Olivera.
José Luis Rey, defensor de Rotela utilizó su alegato de apertura para solicitar que no declare, durante el debate, ningún profesional de la salud: “Este hecho hay que investigar sólo desde el lugar donde se halló el cuerpo”.
Forenses
Finalizados los alegatos preliminares, el primer testigo citado se sentó a declarar. Juan Antonio Salvador Galuppo, médico forense que intervino en la autopsia para analizar el estallido de la vejiga de Mirta Rosa, detalló que el órgano se rompió “por un trauma hecho en vida con un tiempo de sobrevida de no más de tres horas de proceso. La rotura se produjo por un trauma abdominal cerrado”.
También afirmó que se detectaron equimosis externas en la pelvis que corresponderían a politraumas y que el órgano no tenía rastros de patologías previas. “La rotura de la vejiga provoca dolor agudo”.
Carlos Sebastián Wolhein, director del Cuerpo Médico Forense del Superior Tribunal de Justicia declaró como segundo testigo y se explayó sobre la causa de muerte de Mirta Rosa, el traumatismo de cráneo.
“Fue una autopsia de alta complejidad porque notamos politraumas que no correspondían con la muerte natural que se presentó como primera hipótesis. Lesiones en manos, tórax, brazos y pies (…) Un contexto de violencia previa que llamó la atención por ejemplo en muñecas y pies. El desprendimiento de piel no corresponde a una mujer joven como este caso sino a una persona anciana. Tenía golpes en las rodillas y muslos y otras lesiones frescas, recientes, posmortem porque no tenían congestión de sangre”.
Sostuvo además que al cotejar las fotos tomadas por los peritos de policía científica notaron que no tenía el cuerpo los rastros de las lesiones que ellos notaron al abrir la bolsa para la autopsia: “El cuerpo fue hallado boca abajo y las lesiones que hallamos en el quirófano estaban en la espalda”.
Ratificó Wolhein que la causa de muerte se correspondía a un traumatismo de cráneo y que en el rostro, dentro de la nariz fracturada hallaron “rastros de tierra, lo que indicaría que fueron con vida los golpes en el rostro”.
Cerró la jornada el testimonio de una galena por entonces (2013) integrante de Sanidad Policial de la Unidad Regional X. Norma Piris manifestó que acudió a la primera observación del cuerpo de Rosa en el descampado y que no registró las lesiones que se detallaron en la autopsia posteriormente en la Morgue Judicial.
Lo que sí confirmó y que le llamó la atención fue que las manos de la víctima estaban sucias como la mayor parte del cuerpo pero no las uñas: “Estaban muy cuidadas”. Lo que abrió la sospechas a que se las limpiaron antes de que llegara a la escena del crimen.