De un tiempo a esta parte Argentina y Paraguay se fueron acostumbrando a roces diplomáticos que bien pudieron evitarse con gestión y las herramientas propias de las relaciones internacionales. De ahí la importancia de ubicar especialistas en las sedes para evitar conflictos como los que enfrentan hoy a ambos países.
Desde incursiones en aguas extranjeras a decisiones unilaterales que afectan el desempeño de bienes comunes, los motivos para enemistar a dos países de tradición diplomática no hacen más que acumularse durante los últimos tiempos.
Así las cosas, hoy más que nunca se vuelve necesario apelar a las relaciones internacionales y no a los sesgos ideológicos para resolver los múltiples conflictos existentes.
Paraguay todavía transita el recambio presidencial y Argentina está a poco de hacerlo. Quizás sea la oportunidad para relanzar las relaciones desde aspectos comunes para desandar el actual camino de desencuentros. Mientras tanto es esencial bajar las tensiones.