Apenas ocho años tiene el edificio de la Escuela 934 del barrio Néstor Kirchner y las maestras y los padres de la institución temen un derrumbe porque, luego de las tormentas de hace dos semanas, apareció “de la nada” en la Escuela un enorme y profundo cráter en el piso, como si el suelo hubiera cedido.
El enorme pozo se sitúa justo entre dos aulas y un baño que ahora, claramente, fueron inhabilitados por sugerencia de un ingeniero. A su vez, por si fuera poco, arriba de uno de los cursos inhabilitados (sobre el pozo), yace un tanque de agua.
Tras recibir el reclamo de una mamá, preocupada por sus hijos que van a la Escuela 934, PRIMERA EDICIÓN acudió al lugar y fue atendido por las maestras que, ante la ausencia de los directivos, expusieron la enorme gravedad de la situación
En ese marco, uno de los primeros puntos que hicieron notar fue el problema no solo es el hueco enorme; sino que todas las paredes y el suelo cercano al pozo tienen profundas y notorias rajaduras: una clara señal de peligro.
A su vez, como uno de los baños quedó completamente inhabilitado solo quedaron dos baños para toda la institución que tiene cerca de 470 alumnos solo en la primaria. Un baño que, a su vez, también tiene rajaduras en sus suelos y paredes.
Si bien, según lo explicaron las docentes, en el transcurso de estos días, se acercó un ingeniero y una empresa constructora que comenzó a “trabajar” en esa zona, por el momento, lo único que hicieron fue poner una media sombra para restringir el paso de los chicos hacia el pozo y unas tablas que funcionan como vigas.
“Nadie está dimensionando el peligro de esto. Creemos que lo que quieren hacer es tapar el pozo nomás siendo que está claro que hay un problema estructural y peligro de derrumbe. Además, estos días de lluvia ni vienen a trabajar”, dijo una de las docentes.
En ese sentido, cabe aclarar que el edificio recibe gente de mañana tarde y noche, ya que a la noche funciona ahí la Escuela para adultos 84. Todas esas personas: niños, jóvenes y adolescentes disponen únicamente de dos baño con enormes rajaduras.
Si bien, según narraron las docentes, las autoridades se habían comprometido a acercar unos baños químicos hasta que se solucione el problema, hasta el día de ayer nadie se acercó. De todas formas, las maestras se mostraron muy preocupadas por el riesgo de que más de 400 niños dependan de un baño químico que “ni sabemos cómo funciona o cada cuanto se limpian”.
“Ya nos advirtieron que el día que se caiga el tanque se va a caer todo junto, venimos a trabajar igual, pero estamos muy preocupadas, sabemos que está mal”, indicaron.
Salones compartidos
Como dos salones fueron inhabilitadas, cuatro grados (turno mañana y tarde) se quedaron sin espacio para dar clases; así que la solución provisoria fue reubicar esos grados junto a otros grados dentro de un mismo salón: y turnar los grados que dan clases virtuales (que según las maestras solo constan de enviar por Whatsapp una tarea para que los chicos completen).
Ambas opciones son poco viables ya que, que dos grados compartan una misma aula, significa tener a más de 40 chicos en un salón y tener que dividir el pizarrón en dos para que dos maestras en forma paralela den clases: una tarea titánica.
Dicho de otra forma, la situación no solo afecta a los cuatro cursos que perdieron su salón sino a todo el resto de la escuela que debe compartir aula.
Crece el ausentismo
Otro de los puntos que remarcaron las maestras es lo difícil que resulta contener a los niños para que, en el recreo, no quieran ir a la zona del pozo que está metido en el patio.
Si bien autoridades pusieron una mediasombra que “impide el paso”, se habla de niños pequeños que, por su naturaleza inquieta, no miden el peligro de acercarse a esa zona.
Por todo eso, muchos padres determinaron no enviar a sus chicos a la escuela hasta que se solucione el problema. En ese sentido, una de las mamás explicó a este Diario: “Quieren que todo quede así nomás. Tengo niños que van a esa escuela, y decidí que por ahora no los voy a llevar. Esta situación viene de hace tres semanas. Le reclamamos a la directora con otras madres y nos dijo que ya están avisadas las autoridades pero que no pueden suspender las clases por orden de sus superiores”, indicó.
A su vez, en coincidencia con lo que planteó la mamá, las maestras indicaron que cada vez más papás prefieren no mandar a los chicos a la escuela y que incluso algunos han pedido el pase; a pesar que la Escuela 934 sea la única primaria del barrio Néstor Kirchner.
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