Cargas impositivas corporativas entre las más altas de la región y algunos impuestos comerciales altamente distorsivos. Crecer o desarrollarse bajo ese contexto representaría un verdadero desafío para un país, más aun si ese país ostenta uno de los mayores índices de pobreza a la redonda. Pues Argentina, a la luz de un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, tiene ambas. También destacó que las elevadas barreras comerciales privan a la economía de los beneficios de la competencia.
En el mismo análisis, la OCDE hace alusión a la baja productividad argentina -46,9 dólares de PIB por empleado versus 89,1 de la OCDE- debido a la falta de competencia interna y externa en muchos mercados.
Y si bien no es necesario que un organismo como ese clarifique lo que cualquier emprendedor argentino tiene claro en lo cotidiano, vale como descripción y explicación de por qué el país dejó de ser un terreno fértil para inversores y emprendedores internos y externos.